El cable, elaborado a mediados del 2009 por el subasesor Político de la embajada, Dan Lawton, enumera lo que llamó los Diez Principios Básicos del Chavismo, preceptos que esbozan el recetario que parece ser seguido por Chávez para mantenerse en el poder.
Ninguna de estas normas parece tomar en cuenta los requerimientos para el desarrollo de Venezuela, declaró el cable que devela la detenida atención con que el gobierno estadounidense observa los acontecimientos del país sudamericano.
“Más bien, el presidente venezolano actúa en base a un manual de operaciones que es cada vez más autoritario y que busca garantizar su liderazgo indefinido e incuestionable, concentrando más y más poder en sus manos”, expuso el cable.
“El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela defiende agresivamente su legitimidad democrática mientras al mismo tiempo persigue a líderes claves de la oposición, polariza a la sociedad a través de la división de clases y política y exagera la existencia de enemigos internos y externos para justificar medidas represivas”, escribió Lawton.
Chávez también destina grandes cantidades de recursos para estimular el culto en torno a su personalidad, en lo que vendría a ser el primero de los preceptos enumerados en el cable.
Desde un masivo despliegue de vallas publicitarias hasta parafernalia con imagen del mandatario comúnmente ofrecidas por vendedores ambulantes, el rostro de Chávez es fácil de encontrar en las calles venezolanas, al tiempo que sus frecuentes apariciones en las cadenas de radio y televisión también le aseguran una constante presencia dentro de los hogares.
Asimismo, el mandatario venezolano ha asumido la tarea de promocionar el concepto de que sólo él podría desarrollar el proceso revolucionario, reforzando el mensaje de que sin Chávez no podría existir el Chavismo.
“No ha preparado a ningún sucesor, y frecuentemente regaña a sus más cercanos asesores públicamente”, resaltó la misiva. ‘‘(…) Chávez ha declarado en numerosas ocasiones que es indispensable para la Revolución Bolivariana”.
La concentración de poderes ocupa el segundo puesto en el recetario del mandatario venezolano, quien se ha abocado a ampliar el papel del Estado en las vidas de los venezolanos.
Según el cable, Chávez ha tenido gran éxito en este propósito hasta el extremo de que en Venezuela actualmente no hay separación de poderes.
“Chávez tiene un firme control sobre todos los poderes del gobierno”, resaltó el cable, antes de calificar de “tonta” la decisión de la oposición de boicotear las elecciones parlamentarias del 2005, lo que le dio efectivo control sobre la Asamblea Nacional, y añadir: “Con pocas excepciones, el poder judicial se pronuncia a favor del poder ejecutivo, incluso en casos privados de implicaciones políticas”.
Chávez también está estrangulando a los gobiernos locales desde arriba y desde abajo, señala el cable, elaborado mucho antes de la aprobación de las leyes de Poder Popular que instauran una estructura paralela de gobierno que acentúa mucho más el cerco impuesto a las alcaldías y a las gobernaciones.
Cualquier percepción de exceso cometidos por el gobierno es frecuentemente justificado por la necesidad del régimen de defenderse de los enemigos internos y externos del proceso, cuya amenaza el mandatario exagera en cumplimiento de lo que vendría siendo el precepto número tres de la lista.
“Chávez insiste en describir a Estados Unidos (al cual se refiere habitualmente como El Imperio) como el enemigo de Venezuela”, relató el cable.
Aún cuando la mayoría de los venezolanos no sienten odio por los Estados Unidos, su posición como paladín del antiimperialismo sirve para generar un conveniente fervor nacionalista dentro de su base más firme de seguidores.
El cable señaló que Chávez ha suavizado el tono de sus ataques tras el ingreso de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, cuya elección llegó a alabar en público.
No obstante, el mandatario venezolano sigue pronunciándose contra Estados Unidos, país que dice ser controlado por los grandes grupos económicos, los militares y la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Por otro lado, Chávez constantemente acusa a la oposición de tramar su asesinato en coordinación con Estados Unidos, factor que busca interrumpir el diálogo entre sus filas y las de sus adversarios y ayuda a alcanzar las metas del cuarto precepto: la polarización.
Al promover la lucha contra la oligarquía, Chávez hace uso de las divisiones de clase dentro del país para sacarle réditos políticos, expuso el cable.
“Al dirigirse casi exclusivamente a más de 70 por ciento de los venezolanos que son pobres, Chávez ha mantenido una mayoría electoral confiable”, articuló la misiva.
El gobierno de Chávez no sólo está canalizando recursos a los sectores de menores ingresos, sino que también le está dando una mayor prioridad al papel del Estado dentro de la economía a perjuicio del sector privado.
Estas acciones, no obstante, están generando grandes presiones sobre la clase media, fomentando la fuga de cerebros y acentuando la dependencia económica de la población en el Estado.
Pese a sus esfuerzos por concentrar el poder, Chá- vez insiste en que su régimen de gobierno es democrático, característica descrita en el quinto precepto del cable.
El gobierno de Chávez argumenta que el modelo de “democracia participativa” que implementa es superior al de la democracia representativa, rechazando el concepto de separación de poderes y la autonomía institucional como nociones burguesas y desprestigiadas.
Chávez regularmente señala que Venezuela ha realizado elecciones nacionales casi anualmente desde que resultó electo en 1998, en un intento por forzar la diferencia entre ser electo y gobernar democráticamente.
“Ansioso por preservar su legitimidad democrática dentro y fuera del país, Chávez y altos funcionarios venezolanos reaccionan inmediata y desproporcionadamente contra cualquier crítica sobre los abusos del gobierno”, formuló el cable.
Estas reacciones normalmente consisten en acusaciones de interferencia de los asuntos internos de Venezuela, en los casos de que las críticas provienen del exterior, o en intentos por desacreditar a las personas u organizaciones que las emiten, sin realmente tratar la substancia de las objeciones.
Por otro lado, la disensión no es permitida internamente por el Chavismo. Según el sexto precepto, la lealtad es una cualidad superior a la eficiencia.
“La característica común más importante entre los ministros y funcionarios de alto nivel de Chávez es su incuestionable lealtad para con el presidente venezolano”, señaló el cable.
Chávez ha mantenido en el gobierno a gente que le es leal incluso cuando estos carecen de capacidad administrativa, pero su proceder también demuestra que desconfía de ellos, al evitar que estos acumulen experiencia real o que desarrollen sus propias bases de respaldo.
El mandatario venezolano también se esfuerza por aplastar cualquier signo de oposición a través del escarmiento. No obstante, el séptimo precepto estipula que las víctimas políticas sean seleccionadas cuidadosamente, centrándose sólo en líderes emblemáticos de los diferentes sectores.
“Este tipo de represión calibrada hasta ahora le ha permitido evitar grandes manifestaciones públicas de rechazo mientras que ha creado un clima de miedo en la sociedad civil y ha ayudado a promover la autocensura”, explicó el cable.
Los ejemplos de esta práctica son numerosos, e incluyen los cargos presentados contra el ex alcalde de Maracaibo y ex candidato presidencial, Manuel Rosales; Carlos Ortega, ex líder de la mayor organización sindical del país y el cierre de la cadena de televisión, RCTV.
Asimismo, Chávez ha afianzado su poder en el país a través de la creación de estructuras paralelas, en el octavo de los preceptos observados.
El gobierno bolivariano y sus aliados han creado nuevos organismos e instituciones en un intento por mermar y flanquear a aquellas organizaciones que no ha logrado controlar.
Internamente, el gobierno bolivariano ha promovido la creación de NGOs, grupos empresariales, sindicatos y redes de radio y televisión, las cuales conjuntamente con las denominadas misiones, que están ahora recibiendo gran parte de los recursos que antes eran entregados a organizaciones –algunas de ellas estatales– que no le son leales a Chávez.
Internacionalmente, Chávez promueve la creación de organizaciones multilaterales que realzan su influencia y combaten al Imperio. Organizaciones como el ALBA, Petrocaribe, UNASUR y el Banco del Sur son herramientas que buscan suplantar o debilitar a la Organización de Estados Americanos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
En un intento por consolidar la homogeneidad, Chávez ha tratado de fomentar la noción de que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es lo mismo que el Estado, en lo que vendría siendo el noveno precepto.
Según el cable, esto es realizado a través de campañas publicitarias masivas y por las presiones gubernamentales sobre los más de dos millones de funcionarios públicos para que respalden las propuestas del gobierno durante las frecuentes elecciones que se realizan en el país.
Chávez también obligó a los diferentes partidos que le respaldaban a integrarse dentro del PSUV.
Finalmente, Chávez ha asumido la tarea de monopolizar el nacionalismo en lo que vendría siendo el décimo precepto.
“Chávez declara tener derechos exclusivos sobre los símbolos nacionales y patrios”, resaltó el cable. ‘‘Regularmente cita a Bolívar y a otros líderes nacionales, insistiendo en que fueron socialistas prematuros”.
Y si Chávez es el heredero de la causa de Bolívar, sus adversarios son los abanderados del yugo y la opresión. Efectivamente, Chávez y sus allegados normalmente se refieren a ellos como traidores a la patria y agentes pagados por los intereses extranjeros.