Los organismos internacionales establecen que una persona debe consumir entre 1.8 a 2.0 kilogramos de alimentos por día para un correcto desarrollo. En Venezuela según datos de la Cámara venezolana de la industria de alimentos, entre el 2011 y 2016 la ingesta por habitante pasó de 32.3 kilogramos/persona/mes a solo 13 kilogramos, lo cual indica que al cierre del pasado año, el venezolano promedio consumía sólo 433 gramos de alimentos al día, es decir, el 21.7 % de lo recomendado para lograr una dieta adecuada.
La Encuesta Condiciones de Vida 2016, realizada por las universidades Simón Bolívar, Central de Venezuela y Católica Andrés Bello, la Fundación Bengoa y otras ONG, ha desnudado una de las tristes consecuencias de la baja ingesta de alimentos en el país, en el 2016 74,3% de los venezolanos perdió al menos 8,7 kilos de peso de forma no controlada.
Aquel “exprópiese” que popularizó el presidente Hugo Chávez Frías hoy retumba en los estómagos vacíos de 9.6 millones de venezolanos que al anochecer solo han ingerido dos o menos comidas en el día. Ese mismo pueblo que vitoreaba aquel grito en contra del sector agroproductivo privado nacional y que llevo al gobierno a expropiar, confiscar, invadir 5.0 millones de hectáreas agrícolas, el 80 % de la capacidad instalada para procesar café, 48 % de harina de maíz, 50 % de lácteos, 10 de los 16 centrales azucareros, entre tantas otras empresas agroindustriales, es quien sufre hoy las consecuencias de habernos obligado a retroceder 30 años en la producción de maíz blanco, y casi 45 años en azúcar, por solo mencionar dos rubros alimenticios.
Desde el 2007 hemos venido alertando las consecuencias que tendría sobre nuestra población el continuar destruyendo el aparato agroproductivo nacional, creando la “falsa ilusión” de soportar la alimentación de 31 millones de personas con importaciones.
Cuando aquel “exprópiese” comenzó a retumbar en los rincones de la frontera agrícola venezolana, nos autoabastecíamos de maíz blanco, carne de bovino, pollo, huevos, casi la totalidad de azúcar y leche, mientras que exportábamos arroz, café, frutas y hortalizas, entre otros. Luego de 18 años de destrucción sostenida del sector agrícola y agroindustrial, así como de la cadena de distribución de alimentos, el 93,3% de los venezolanos declara que no les alcanza el dinero para cubrir sus necesidades alimentarias. La inflación en alimentos supera ya el 1.2 % por día y la escasez de rubros de primera necesidad, en promedio, está por encima del 30 %.
Lo más grave, que lo peor para nuestra gente, aún está por venir. Nos adentramos en el año agrícola 2017 sin semillas, agroinsumos, maquinaria y bajo las mismas medidas absurdas que nos condujeron al actual desastre. Nuestro deber, es una vez más advertirlo al país, recordando aquella frase del cantautor Alí Primera “la inocencia no mata al pueblo, pero tampoco lo salva”.
@wernergutierrez|Ingeniero agrónomo|Ex decano de la Facultad de Agronomía de LUZ