En las últimas semanas los campos agrícolas venezolanos han sido protagonistas de diversas acciones por parte de las asociaciones que conforman la Federación nacional de ganaderos (Fedenaga) y la Confederación de asociaciones de productores agrícolas (Fedeagro). Múltiples tractorazos han ocupado las vías rurales del Zulia, Lara y Portuguesa. En otros municipios de varios estados del país se han realizado caravanas y cabalgatas con masiva asistencia de productores y sociedad civil. Se han organizado mercados donde el pueblo ha podido adquirir leche, carne, queso y otros productos directamente de la mano de agricultores y ganaderos.
Tanto Fedeagro como Fedenaga, a través de remitidos públicos subrayan la necesidad de restituir el hilo democrático, exigiendo sea respetada la constitución vigente, garantizando los derechos humanos fundamentales del pueblo venezolano, así como el respeto a los poderes públicos legítimamente constituidos. Rechazan ambas organizaciones la convocatoria ilegal e ilegitima de una asamblea constituyente, que lejos de mejorar la situación, agravaría aun más la escasez de alimentos y medicinas, coartando además derechos políticos fundamentales ya conquistados en el pasado. En el Zulia, la Federación de ganaderos de la cuenca del Lago de Maracaibo (Fegalago) también ha hecho lo propio e igualmente fijó posición a través de un amplio comunicado publicado en dos importantes diarios de la región.
Como venezolano, y profesional de las ciencias del agro, siento especial orgullo el ver la madurez, compromiso y dignidad con el país, que ha germinado desde las distintas regiones agrícolas en el momento histórico más crucial de nuestra era contemporánea. Existe claridad absoluta en los dirigentes y en las bases del sector agropecuario que de permitir se imponga el proyecto totalitario y absolutista de constituyente de Nicolás Maduro se cercenarían por completo las libertades económicas, borrando al sector privado nacional que aun se mantiene de pie en los campos y agroindustrias, el cual después de 18 años de destrucción por parte de la dupla Chávez – Maduro, aun genera el 80 % de los pocos alimentos producidos dentro de nuestras fronteras.
Hoy presenciamos las tristes y crueles consecuencias de un país sometido cobardemente al hambre y desnutrición, y la pérdida inclusive de vidas, por un gobierno que se ha apoderado a través de expropiaciones y confiscaciones de fincas, agroindustrias y cadenas de distribución de alimentos. De concretarse la constituyente comunal, ese modelo anacrónico terminará por imponerse, despareciendo la agricultura y ganadería que hasta hace una década fue capaz de alimentarnos y llenarnos de profundo orgullo. Dios bendiga y guie a los hombres y mujeres que en el momento que el país más lo reclama, han entendido, que la hora del campo venezolano, es ahora o nunca.
@wernergutierrez|Ingeniero agrónomo|Ex decano de la Facultad de Agronomía de LUZ