A su juicio si gana Maduro “tiene que abrir puertas verdaderas al diálogo nacional, hacer realidad el reencuentro de exiliados y presos con sus familias, llamar a la oposición a conversar sobre los grandes problemas nacionales (…) no pueden seguir siendo tratados como apátridas o enemigos a los cuales hay que convertir en polvo cósmico”.
Mientras si gana Henrique Capriles, “tendrá que darle direccionalidad al cambio que el país necesita. Gobernar con los mejores, y para todos, sin repetir la historia de segregaciones y con la mira puesta en el fortalecimiento y mejoramiento de los programas sociales, dejando de lado la tentación del pase de factura, aunque sin impedir que quien haya incurrido en hechos de corrupción responda por ellos”.
“El nuevo Presidente se va a manejar en un escenario en el cual ya no hay cabida para liderazgos mesiánicos, para decisiones inconsultas o para ignorar a la otra mitad del país”, aseguró.
A continuación la columna completa:
En apenas días conoceremos el resultado de las elecciones presidenciales y se habrá despejado la incógnita con respecto a quién le corresponderá asumir la Presidencia de la República para sustituir al fallecido mandatario Hugo Chávez Frías, y más allá de lo que ocurra, de lo que decida el soberano,Venezuela va a ingresar definitivamente en un nuevo ciclo, que debería estar marcado por la prioridad de promover desde el Gobierno el reencuentro de los venezolanos.
Ese reencuentro es una necesidad insatisfecha desde hace muchos años, y ha sido imposible de alcanzar porque aún nos domina el esquema de una sociedad polarizada, reducida a una confrontación que limita nuestras posibilidades como país. Sectarismo, exclusión, discriminación, persecución, estigmatización y criminalización son palabras y acciones que debemos desterrar y obtener de ellas lecciones que en otros países han costado guerras civiles, destrucción y miles y miles de muertos, lo cual no quiere decir que aquí no hayan causado estragos en demasía.
Si gana Nicolás Maduro es insostenible la actual manera de gobernar. Tiene que abrir puertas verdaderas al diálogo nacional, hacer realidad el reencuentro de exiliados y presos con sus familias, llamar a la oposición a conversar sobre los grandes problemas nacionales y promover decisiones consensuadas en lo económico, en lo social, frente a calamidades como la inseguridad, y llamar también al sector privado a trabajar juntos para que el desabastecimiento sea derrotado, para que generemos empleos de calidad y salgamos poco a poco del exacerbado rentismo en el cual nadamos.
Aunque Maduro, el Psuv y sus aliados ganaran las elecciones, los factores opositores agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática no pueden seguir siendo tratados como apátridas o enemigos a los cuales hay que convertir en polvo cósmico.
Si gana Henrique Capriles, tendrá que darle direccionalidad al cambio que el país necesita. Gobernar con los mejores, y para todos, sin repetir la historia de segregaciones y con la mira puesta en el fortalecimiento y mejoramiento de los programas sociales, dejando de lado la tentación del pase de factura, aunque sin impedir que quien haya incurrido en hechos de corrupción responda por ellos.
Aun perdiendo las elecciones, el chavismo seguiría siendo una fuerza determinante en la política venezolana, a la cual se le debe garantizar y respetar sus espacios, como es natural y mandatorio en una democracia.
Esas inmensas concentraciones que hemos visto tanto del chavismo como de la oposición nos muestran un pueblo apegado al voto como un instrumento fundamental de expresión política y democrática.
Es un solo pueblo que está en la calle, que tiene en su seno visiones distintas, y esas visiones tienen que ser respetadas por quienes detenten el poder luego del 14 de abril.
Ese pueblo, que se viste de rojo o que usa el tricolor, no va a salir de las calles.Va estar presente en ellas para exigir sus derechos, para premiar los aciertos del gobierno que asuma luego de sus comicios, y para reclamarle con firmeza sus fallas e inconsecuencias.
El nuevo Presidente se va a manejar en un escenario en el cual ya no hay cabida para liderazgos mesiánicos, para decisiones inconsultas o para ignorar a la otra mitad del país. Es un escenario en el cual se avizoran dificultades en el campo económico, que demandarán la búsqueda de acuerdos y consensos Si el mandatario que resulte elegido el próximo domingo no entiende eso, Venezuela puede entrar en una dinámica de confrontación incontrolable, de mayores proporciones que la que ya hemos tenido.
La despolarización, la búsqueda de zonas de entendimiento, el trabajo sincero por la reconciliación verdadera y justa son parte de los puntos de una agenda nacional que luce ineludible para darle estabilidad al país en la nueva etapa que se avecina.
“Recado al ganador del 14-A”
Por: Vladimir Villegas
El Nacional