Vive hace 46 años en un hospital y convirtió su cuarto en un estudio animado


El estudio del animador Paulo Henrique Machado está lleno de figuritas, pósters y libros de aventuras que ganan espacio a los cables de su respirador. A sus 47 años, vive en la habitación del hospital al que llegó siendo bebé y donde creó la serie ‘Brincadeirantes’.

La polio le paralizó el cuerpo cuando apenas tenía un año y lo condenó de por vida a una cama del Hospital de Clínicas de Sao Paulo. Su madre murió en el parto y aquel niño enfermo se encontró con demasiados golpes para comenzar una vida que muchos pensaban que no era para él. Pero, como los superhéroes a los que admira, Paulo contraatacó subido a una imaginación sin límites que nunca le permitió rendirse.

«Cuando era niño tuve que hacer del hospital mi jardín de infancia. Jugaba, entraba en los otros cuartos… Entonces la parálisis infantil era una epidemia en Sao Paulo. Éramos siete en mi habitación, pero ahora sólo quedamos dos», explica.

En la cama de enfrente, su amiga Eliana -Leca en la serie animada creada por Paulo- pinta con la boca un cuadro de colores cálidos. Esta autora de dos libros sólo puede mover la cabeza, mientras que él conserva algo de fuerza en los brazos.

Con ellos maneja una enorme computadora en la que ahora trabaja para pasar a 3D los dibujos del episodio piloto de ‘Brincadeirantes’, un juego de palabras con ‘brincar’ (jugar) y ‘cadeirante’ (discapacitado en silla de ruedas) que ya tiene más de 65.200 visitas en Youtube y se financió gracias a una campaña en internet que reunió 120.000 reales (unos 30.300 dólares).

La serie, de la que es director y guionista, cuenta las aventuras de siete niños en silla de ruedas que no renuncian a divertirse. Tras dos años de trabajo, Paulo busca ahora financiación para sacar adelante la primera temporada.

«‘Brincadeirantes’ está dedicada a los niños. Queremos demostrar que un chico en silla de ruedas no es diferente. Al contrario, por estar ahí debe jugar y explorar su mundo para entender las dificultades que encontrará. Sólo así podrá avanzar», explica mientras muestra orgulloso el comienzo de esta serie donde todo es de colores. Aunque bajo las sonrisas eternas de estos dinámicos personajes también se esconden muchos días amargos.

Basado en vivencias reales de Paulo y sus amigos, en el piloto se ve cómo Leco, su doble animado, acude por primera vez a un parque de atracciones. «Es un hecho real. Cuando fui con 10 años, cada vez que me acercaba a una caseta y el dueño veía que estaba en la silla, me daba un juguete. Yo lo que quería era jugar, no el juguete», reivindica igual que hace Leco en la serie.

Pero ‘Brincadeirantes’ es también un homenaje a los cinco compañeros que perdió por el camino. «Cuando estás tanto tiempo con alguien, piensas que no te va a pasar. Y, de repente, tu mejor amigo se va. Yo quería irme con él porque no veía otro camino. Ese dolor es como una mutilación, son pedazos de tu cuerpo que te arrancan, pero un día acaban cicatrizando y te hacen más fuerte», recuerda emocionado. La vida de Paulo, sin embargo, echó a volar cuando en 1992 escribió al dueño de una empresa informática para pedirle una computadora.

Entonces comenzó una aventura que no sólo le llevó hasta ‘Brincadeirantes’, sino que le permitió aprender diseño gráfico, tener casi 5.000 amigos en Facebook o asistir a través de un robot a congresos internacionales de computación en Canadá y Los Ángeles. «La tecnología cambia constantemente. Me encantó el filme ‘Avatar’, porque trata de un paralítico que entra en otro cuerpo gracias a la técnica. Adquirir una libertad mayor te da coraje y hace que no tengas miedo de nada», relata ilusionado.

El cine es una ventana abierta a la vida de la que Paulo no se quiso separar desde que fue por primera vez a una sala a ver «Independence Day» cuando tenía 29 años. Son muchas las películas que han emocionado a este soñador que un día se prometió que él también podía contar historias. Una de ellas fue «The Sessions», de Ben Lewin. «Cuenta la vida de un deficiente que tuvo polio como yo y explora en su capacidad de tener una vida íntima, de sentir placer pese a su condición. Nuestro cuerpo no tiene movimientos, pero el resto es igual», aclara.

A sus 47 años, Paulo no duda en reconocer cómo le desgarró el desamor en varias ocasiones, oscureciendo pasajes de una vida fuera de lo normal que también condujo hasta su habitación a varios de sus ídolos.
Allí recibió al legendario piloto de Fórmula 1 Ayrton Senna, que fue a visitarle después de recibir una carta suya, o al realizador brasileño de filmes de animación como «La edad de hielo», Carlos Saldanha.

A Paulo, sin embargo, aún le quedan muchos retos en la reserva. «Ahora sueño con que Brincadeirantes sea una serie de televisión y que llegue a ser un largometraje que pase en los cines», asegura. Después de todo, él sigue sin creer en los límites.
«¡Y aún no fui a la Luna!», exclama riendo.


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