No obstante, tras la multitudinaria “marcha contra la violencia” del sábado, se vislumbra un acercamiento entre el gobierno y los activistas. La asociación de estudiantes se mostró dispuesta a cumplir parcialmente el ultimátum de mañana para permitir el acceso de los funcionarios a sus puestos de trabajo, mientras que el gobierno subrayó que “la puerta al diálogo está siempre abierta”.
Mientras tanto, en el barrio comercial de Mong Kok, en la península de Kowloon, continúa el malestar por los trastornos que las manifestaciones generan a los comercios, mientras que los activistas critican las provocaciones de grupos presuntamente organizados, que buscan la intervención de la policía.
“La situación es claramente peor hoy”, dijo el diputado prodemocrático Albert Chan en Mong Kok. “Creo que el 90 por ciento de los incidentes están siendo causados por fuerzas fieles al gobierno”. Durante la noche del sábado se produjeron incidentes aislados en los que la policía intervino con porras y gas pimienta.
La región administrativa especial china de Hong Kong vive estos días la peor crisis política desde que la antigua colonia británica fue devuelta a China, en 1997. Las protestas surgieron por la negativa de Pekín a permitir la libre nominación de los candidatos a gobernador de la metrópolis en las primeras elecciones directas que habrá en 2017 en el territorio de siete millones de habitantes.