- Contiene antioxidantes: el azúcar blanco de mesa habitualmente usado no ofrece más que calorías al organismo, mientras que los compuestos fenólicos y los flavonoides que contiene la miel, la vuelven a esta fuente de sustancias beneficiosas más allá de las calorías que ofrece. Cuánto más oscura sea la miel más antioxidantes posee.
- Posee vitaminas: la miel además de hidratos simples, contiene vitaminas que el azúcar blanco no posee, pues ofrece vitaminas del complejo B que ayudan al funcionamiento del sistema nervioso central como la vitamina B1, B2, niacina, B6 y ácido fólico y además, en pequeñas proporciones ofrece vitamina C.
- Endulza más: la miel tiene mayor poder endulzante que la sacarosa o azúcar de mesa, por lo tanto, si bien la miel tiene igual calorías que el azúcar, podríamos necesitar un poco menos para endulzar nuestra infusión y así, consumir menos calorías.
- Es antimicrobiana y antiséptica: su uso a nivel tópico sobre la piel ayuda a cicatrizar heridas y además, su consumo ayuda a prevenir infecciones así como a aliviar problemas respiratorios o de garganta.
- Es fuente de minerales: la miel contiene minerales importantes para el funcionamiento neuromuscular, entre ellos, potasio, sodio, magnesio y en menor medida calcio y fósforo. También es fuente de zinc que refuerza las defensas del organismo y aporta selenio, un potente antioxidante.
Ya sabes, si quieres un endulzante natural que no sólo ofrezca calorías vacías, la miel tiene estas cinco ventajas por sobre el azúcar blanco de mesa que demuestran que además de azúcares, podemos adquirir buenos nutrientes y beneficios con su consumo.
Desde tiempos prehistóricos, la miel ha sido la fuente de azúcares más accesible a los seres humanos. Teniendo en cuenta que era peligroso recogerla, y que seguramente solo tenían acceso a ella de vez en cuando, podemos suponer que la dieta original de los seres humanos apenas contenía azúcar.
Si piensas que sustituir la enorme cantidad de azúcar de tu dieta habitual por una igualmente enorme cantidad de miel es más saludable, tengo malas noticias.
La miel contiene vitaminas y minerales, es cicatrizante y bactericida. Hasta ahí todo bien.
Sin embargo, a pesar de sus propiedades, el 99% de la miel es una solución de azúcar, sobre todo fructosa y glucosa. Esto quiere decir que tiene los mismos efectos sobre la insulina que el azúcar, y que esos pastelillos de miel engordan exactamente igual que el resto de los pasteles.
La miel contiene vitaminas A, D, E, B1, C, K, colina y rutina, así como sodio, potasio, magnesio, calcio, aluminio, hierro, cobre, cinc, manganeso, plomo, sílice, fósforo, cloro y azufre. A pesar de que contiene todas esas vitaminas y minerales, la proporción es tan pequeña que necesitarías comer grandes cantidades de miel para que el aporte fuera significativo. Y eso es precisamente lo que no quieres hacer.
Es más importante el contenido en enzimas: iastasa, amilasa, catalasa, diaforasa, dihidrogenasa láctica, pectasa, fosfatasa y glucosa oxidasa, que ayudan a la formación de proteínas en nuestro cuerpo.
Por desgracia, la miel más común en los supermercados está refinada. La mayor parte de los minerales, vitaminas y enzimas de la miel se deben al polen que contiene. Al refinar la miel el polen desaparece. La miel se convierte en simple azúcar líquida.
Si quieres endulzar tu vida con miel, sigue estos consejos:
- Cantidades muy pequeñas. La miel es sobre todo azúcar, y engorda como el azúcar.
- Es mejor si obtienes la mayor parte de tus vitaminas y minerales de las verduras, legumbres, carne, pescado y frutos secos.
- Consume miel sin refinar. Conseguirás todos los beneficios del polen disuelto.