El 23 de enero de 1958 se considera un triunfo del pueblo. Un movimiento cívico-militar derrocó al gobierno de Marcos Pérez Jiménez, quien se marcha a República Dominicana a bordo del avión presidencial «la Vaca Sagrada».
Este acontecimiento ocurrió a pesar de que un mes antes se había efectuado un plebiscito para prolongar su mandato, darle cierta solidez a su régimen y legitimidad ante las Fuerzas Armadas.
Sin embargo; ya se había acelerado un profundo proceso de deterioro que terminó 23 días más tarde con su caída, el derrocamiento de la dictadura se convirtió en una causa nacional, pues al conocerse la noticia el pueblo se lanzó a las calles, saqueando las casas de los adeptos al régimen; atacando la sede de la Seguridad Nacional, linchando a varios funcionarios, destruyendo la sede y los equipos del periódico oficialista El Heraldo.
El Palacio de Miraflores se convirtió en el sitio de reunión de los sublevados y de innumerables dirigentes políticos y personalidades, quienes procedieron a nombrar una Junta de Gobierno Provisional que reemplazara al régimen derrocado.
Posteriormente, la Junta de Gobierno convoca a elecciones para diciembre de ese mismo año; se liberan presos políticos, se amplía la Junta Patriótica con sectores independientes, se ratifica en la presidencia al periodista Fabricio Ojeda; se abre el proceso de castigo a los personeros del gobierno saliente y regresan los exiliados.
Esos días sellaron una nueva etapa en la historia de la Venezuela contemporánea. El 23 de enero de 1958 se considera un triunfo del pueblo. Ese día, turbas enardecidas salieron a las calles, en todo el país, a celebrar la caída del régimen y a tratar de acabar con los funcionarios que se habían ensañado en la persecución política durante toda la década.
Con información de Cultura Luz