Los mandatarios “expresan la necesidad de que los responsables de la asonada golpista sean juzgados y condenados“, además de “condenar enérgicamente el intento de golpe de Estado y el posterior secuestro del presidente Rafael Correa”, según la Declaración de Buenos Aires, leída por el canciller argentino Héctor Timerman.
Correa fue recibido el jueves como un héroe por una multitud al salir al balcón del Palacio de Gobierno, tras ser rescatado sano y salvo de un hospital donde policías sublevados lo mantuvieron cercado durante unas doce horas, en la peor crisis de su gobierno, iniciada con una demanda económica.
El documento de la alianza suramericana, con aval de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela, afirmó que sus gobiernos “rechazan y no tolerarán bajo ningún concepto cualquier nuevo desafío al poder civil legítimamente elegido”.
Los países sureños advirtieron, también, que “en caso de nuevos quiebres del orden constitucional, adoptarán medidas concretas e inmediatas tales como cierres de frontera, suspensión del comercio, del tráfico aéreo y de la provisión de energía, servicios y otros suministros”.
La Unasur decidió, además, que “sus cancilleres se trasladen (el viernes) a la ciudad de Quito para expresar el pleno respaldo al presidente Correa y al pueblo ecuatoriano, partícipe indispensable del pleno restablecimiento de la institucionalidad democrática”.
Los presidentes y ministros resolvieron también adoptar en la próxima Cumbre de la Unasur en Guyana, el 26 de noviembre, “un protocolo adicional al tratado constitutivo que establezca la cláusula democrática”.
“Podemos celebrar el hecho de que Correa ha sido liberado”, dijo la presidenta anfitriona, la argentina Cristina Kirchner, al dejar inauguradas las sesiones de la Cumbre.
La Cumbre sesionó en el aristocrático Palacio San Martín, la sede protocolar del servicio exterior frente a la Plaza San Martín del centro porteño, ocupada por centenares de manifestantes con banderas y cartelones con las leyendas “No al golpe en Ecuador”.
El presidente chileno Sebastián Piñera dijo que lo alegraba la liberación de Correa, pero dijo que los mandatarios “requerimos que se restablezca el orden constitucional, el estado de derecho y la democracia”.
El presidente peruano Alan García sostuvo a su vez que “si dejamos pasar a los gorilas, el gorilaje se puede imponer en el continente”.
García dijo que el bloque debe responder “con toda la fuerza necesaria a la intentona golpista” en Ecuador y planteó que “es ahora donde se debe poner a prueba si la Unasur sirve para algo”.
La reunión tuvo como participantes, además, a los presidentes de Uruguay, José Mujica; de Bolivia, Evo Morales; de Venezuela, Hugo Chávez y de Colombia, Juan Manuel Santos.
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, estuvo ausente por problemas de salud y tampoco asistió su par de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, debido al cierre de la campaña electoral en su país.
Morales dijo que “defender la democracia en Ecuador es defender la democracia en América latina”.
En la memoria de los presidentes de Unasur está aún vivo el trauma por el derrocamiento del ex presidente de Honduras Manuel Zelaya, en un golpe cívico-militar en 2009, avasallamiento de la democracia que nunca fue reparado y derivó en una elección que llevó al poder al mandatario Porfirio Lobo.