Todo comenzó con Diego, un schnauzer de 15 años cuyo dueño lo llevó a un refugio hace varios años en Costa Rica.
Lya Battle estaba visitando dicho refugio para comprar comida para sus amigos cuando se dio cuenta de la presencia de Diego. «Recuerdo que era tarde y que iban a cerrar. Escuché a una chica que trabaja allí llamando a otra y diciéndole ‘espera, antes de que te vayas trae al perro negro de la jaula número tres al quirófano», cuenta la mujer, que dice que en ese momento pensó que era extraño que esperara al último momento para castrarle».
Sin embargo no iban a castrarle, sino que lo iban a sacrificar. En ese momento Battle se dio cuenta de lo que iba a suceder e insistió en llevarse a Diego con ella, pero en el refugio le contestaron que no podía ser porque el animal estaba enfermo, a lo que ella contestó «no pasa nada si solo vive una semana. Si va a morir, déjale que muera en mi casa».
Pese a que Battle ya tenía en casa más perros rescatados, Diego era el primero que con necesidades especiales. «Pensé que se moriría en una semana, pero aguantó y se convirtió en nuestro pequeño durante más de cuatro años», cuenta Battle, quien además añade que Diego vivió entre 19 y 20 años, según el medio The Dodo.
Sin embargo, Diego no era el único perro que necesitaba ayuda. En Costa Rica son muchos los canes que necesitan ser rescatados porque viven en la calle debido a que mucha gente no sabe cómo cuidarlos. En el país solo existen unos pocos refugios y normalmente se encuentran con problemas para obtener información sobre los animales.
Conciente de este problema, Battle intentó salvar personalmente a cuantos perros pudiera, centrándose en los perros viejos que necesitan cuidados especiales, a los que llevaba a su casa.
Battle y su marido vivían en una pequeña finca, donde llevaba a los perros. Al principio eran pocos, pero rápidamente el número aumentó hasta ser 100 los perros rescatados. El marido de Battle construyó casetas para los perros y adaptó la casa a sus necesidades para que estuvieran mejor. Además contrataron a dos personas para que les ayudaran con el cuidado de los canes.
Con una cifra tan alta de animales, la casa pronto se les quedó pequeña y tuvieron que mudarse a una granja que perteneció a su abuelo. En el año 2009 Battle y su marido fundaron ‘Territorio de Zaguates’, una especie de ‘santuario para perros’ que ha llegado a albergar hasta 900 perros.
Algunos de ellos tienen la suerte de ser adoptados y pueden vivir en un hogar, pero siempre llegan más perros de los que se van.