«El 17 de mayo pasado acabamos los 14 ‘ochomiles’ pero nos faltaba algo por hacer. Necesitamos oxígeno para hacer el primero, que fue el Everest, y por eso ahora sale este ‘Desafío 14+1’, que es el Everest sin oxígeno», dijo este jueves Pasaban en una rueda de prensa en Madrid.
Sólo 132 personas han hecho cumbre sin oxígeno en el Everest, por lo que «es un proyecto ambicioso», añadió la alpinista, quien confía en estar lista para hacer cumbre «a partir del 20 de mayo, ojalá pueda ser el 23 de mayo», el día en que coronó el Everest por primera vez, en 2001.
Pasaban no dudó en asegurar que el mayor problema puede ser el gran número de expediciones comerciales que cada año visitan la montaña más alta del planeta (8.848 metros) y los escasos «dos o tres días» que habrá como ventana de tiempo para hacer cumbre, en los que todos quieren llegar.
La última parte de ascensión sólo permite el paso de un limitado número de personas, detalló Pasaban, que recordó que en 2001 tuvo que esperar tres cuartos de hora a que pasara una expedición chilena.
«Tenía oxígeno y no hubo problema, pero si tenemos que esperar tres cuartos de hora a que alguien suba o baje el escalón Hillary, a nosotros se nos acaba el oxígeno», añadió la alpinista.
Esa altura se encuentra en la denominada «zona de la muerte», por encima de los 8.000 m, en la que el aire apenas tiene un 30% del oxígeno que contiene a nivel del mar, lo que puede provocar congelaciones, cansancio extremo y mal agudo de montaña, que pueden desembocar en la muerte de la persona en horas.
«La clave está en que vayamos primero para no encontrarnos mucha gente», sentenció.