Según informaron los bomberos, sólo se produjo una víctima mortal, pese a que en Río de Janeiro cayó en pocas horas la lluvia que era esperada para 40 días, a que la Defensa Civil declaró el estado de alerta por el desbordamiento de los ríos y a que numerosas calles y plazas quedaron bajo el agua.
El cuerpo de un hombre fue encontrado flotando en una de las calles en las que el agua subió más de un metro de altura, según el último balance de los bomberos, que también registaron cuatro deslizamientos de tierras en áreas pobladas, pero sin víctimas.
Por estar ubicada en medio de elevadas montañas y contra el mar y por tener varias áreas identificadas como de alto riesgo por deslizamientos de tierras, las lluvias de gran intensidad como la de anoche por lo general se saldan con un elevado saldo de víctimas en Río de Janeiro.
Hace exactamente un año un temporal igualmente intenso provocó un deslizamiento de tierras en Niteroi, municipio del área metropolitana de Río de Janeiro, que dejó 46 muertos y 7.000 desabrigados.
En enero pasado un temporal en la región serrana del estado de Río de Janeiro, a unos cien kilómetros de la capital regional, dejó más de 900 víctimas en la que fue la mayor tragedia natural en la historia de Brasil.
El temporal de anoche puso a prueba el sistema de prevención de tragedias que está siendo montado en toda la ciudad y que hasta ahora no había sido utilizado.
Pese a que el sistema encendió las sirenas y recomendó que los habitantes de al menos veinte barriadas pobres construidas en las faldas de las montañas abandonaran sus casas por los riesgos de deslizamientos de tierras, pocas personas acudieron a los centros de refugio.
Según el Centro de Operaciones de la alcaldía, el índice pluviométrico fue de 200 milímetros en tres horas, lo que equivale a todo el volumen de agua acumulado en 40 días y constituye la quinta mayor marca desde 1997.
Las precipitaciones provocaron el desbordamiento de los ríos Maracaná, Trapicheiros y Joana, que atraviesan la zona norte de la ciudad, e inundaron varias calles del centro, de barrios como Tijuca y de locales como el estadio Maracaná, que quedaron completamente aislados.
Con el tránsito totalmente parado en esas regiones, cientos de personas, principalmente alumnos de cursos nocturnos en universidades, tuvieron que esperar hasta nueve horas para poder regresar a sus casas y apenas consiguieron llegar en la madrugada de este martes.
El tránsito también fue afectado por el deslizamiento de una gigantesca piedra que bloqueó la avenida Grajaú-Jacarepaguá, una importante vía que comunica las zonas norte y oeste de la ciudad.