Según publica American Journal of Clinical Nutrition, los varones consumían en promedio 163 calorías más por día cuando jugaban.
Se desconoce su impacto en el tamaño de la cintura, pero los resultados se suman a estudios previos que habían asociado el tiempo frente a una pantalla con el sobrepeso.
Si bien no prueban una relación causa-efecto, el nuevo estudio puso a prueba la idea de que algo de los videojuegos alteraría los hábitos alimentarios, explicó el autor principal, Jean-Philippe Chaput, experto en obesidad del Hospital de Niños del Instituto de Investigación de Eastern Ontario, en Canadá.
«No observamos un aumento del hambre», dijo a Reuters Health, según autocalificaciones del hambre o los niveles de las hormonas del apetito en sangre. Pero opinó que existiría un «efecto de estrés mental» y comer satisfaría la demanda cerebral de una «recompensa».
«Y la mayoría de la comida que elegiríamos, sería dulce y con grasa», señaló Chaput.
En un estudio previo, él había observado que trabajar con una computadora tenía un efecto similar en el consumo de calorías.
Para el nuevo estudio, el equipo de Chaput invitó al grupo de adolescentes a concurrir dos días al laboratorio: una mañana jugaron un videojuego de fútbol durante una hora y almorzaron; la segunda mañana se quedaron sentados tranquilos durante una hora antes de almorzar.
Luego, los varones volvieron a sus casas y registraron lo que comieron el resto del día.
El equipo halló que los adolescentes habían gastado más energía con el videojuego que con la relajación. Pero el consumo de comida compensó excesivamente la energía quemada ese día con 163 calorías de más.
Para Chaput, esa cantidad de calorías extra sería aun mayor en la vida real, en la que los niños y los adolescentes pasan horas con los videojuegos y comen mientras juegan.
Por otro lado, se desconoce si las calorías extra son «un efecto agudo» que desaparecería en alguien que utiliza videojuegos de manera regular.
Pero si los videojuegos afectan la forma en que los jóvenes comen, el experto opinó que sería algo preocupante.
Aunque 163 calorías más «parece algo menor», Chaput dijo: «Si es algo crónico, podría tener un gran efecto en el tiempo».
Una lata de coca cola común contiene 90 calorías.
Por ahora, el autor aconsejó que los padres reduzcan a las dos horas diarias recomendadas el tiempo que sus hijos utilizan la televisión y la computadora, y reemplacen algunas de esas horas de sedentarismo con actividad física.
«La prevención de la obesidad es compleja. Los videojuegos son apenas un factor de un problema mayor», añadió Chaput.