Trump se lanza con un sorprendente discurso al Congreso


El presidente Donald Trump, muy ceñido al guión, sorprendió este martes ante el Congreso con su discurso pleno de notas positivas. «El tiempo para pensar en pequeño se acabó», dijo

Y aunque tuvo también momentos en que se vio el Trump que estigmatiza a los inmigrantes e insiste en el muro con México, en general dejó a un lado el tono casi apocalíptico con el que muchas veces se refirió a su país a lo largo de la campaña y en las primeras semanas de su gobierno.

De hecho, casi por primera vez en su carrera política reciente, apeló al optimismo y a la conciliación al presentar los lineamientos para su primer año de gobierno.

«El momento para las peleas triviales quedó atrás. Solo necesitamos el valor para compartir los sueños que llenan nuestros corazones».

Trump sonó por primera vez como un estadista convencional, más que como un político insurgente empeñado en demoler el orden vigente en Washington.

Aunque buena parte de las menciones de sus propuestas fueron muy generales, presentó muy poca cifras para detallar cómo implementaría sus planes.

Y en varios pasajes de su intervención presentó extensas listas de promesas que no cuentan con consenso entre todos los congresistas de su propio partido republicano, mucho menos entre la oposición demócrata.

Pero los observadores reconocen que el Trump del martes es un cambio bienvenido para los que se angustiaban del mensaje insistentemente negativo y a veces errático que había salido de la Casa Blanca en los primeros días del gobierno.

Otro comienzo

Trump inició su discurso con un llamado a la unidad y la tolerancia, condenando los recientes actos de vandalismo en varios sitios del país contra cementerios judíos y haciendo referencia al mes de la historia afroestadounidense que se conmemora actualmente en Estados Unidos.

Procedió con invocaciones a la unidad nacional y la aseveración que «Estados Unidos está lista para liderar».

Eso sí, luego de ese inicio conciliatorio, el mandatario regresó en momentos a los temas de otras intervenciones, presentando en varios pasajes un panorama amenazante que requería acciones drásticas.

Habló de desmantelar carteles criminales, detener el «ambiente de caos» que según Trump se vive en las fronteras del país y construir un «gran muro».

Dijo que no podía permitir «una cabeza de playa del terrorismo» en el país, por lo que justificaba las extremas medidas de control a extranjeros entrando a la nación, insistiendo en que no era muestra de compasión sino de irresponsabilidad permitir la entrada de refugiados de ciertas partes del mundo.

Pese a los llamados de Trump a unirse «por el bien del país», pocos legisladores del opositor partido demócrata se levantaron a aplaudir al mandatario y en ocasiones se rieron abiertamente de las declaraciones del presidente.

Un enfoque distinto

Trump también dedicó importantes pasajes de su discurso al aspecto económico, prometiendo, sin dar detalles, un importante recorte de impuestos a la clase media.

Luego, reiteró sus denuncias anteriores sobre los presuntos abusos de países extranjeros a las reglas comerciales, asegurando que: «Creo en el comercio libre, pero tiene que ser comercio justo».

Y no dejó muchas dudas sobre sus intenciones de aumentar el proteccionismo comercial. «No dejaré más que los otros países sigan tomando ventaja de nuestras empresas».

Prometió un nuevo plan de infraestructura, que describió como un «programa de reconstrucción nacional» por valor de US$1 billón.

También empezó a plantear el modelo que Trump promete como reemplazo de Obamacare, el sistema de salud que fue el programa bandera en el gobierno del anterior presidente, y al que se refirió como un desastre.

Pero ofreció a la vez šzanahorias» a la oposición, asegurando que la derogación de Obamacare iría acompañada de medidas para asegurar que sus beneficiarios pudiesen seguir con cobertura médica.

Y en una propuesta que perfectamente hubiese podido venir de un dirigente demócrata, prometió licencias pagadas de maternidad para las estadounidenses, algo que en este momento no garantiza la legislación.

Falta ver qué maniobras presupuestarias son necesarias para volver estos objetivos realidad. No ofreció detalles el presidente.

La Casa Blanca ha dicho antes que no tocará los fondos asignados a los programas de seguridad social para jubilados, lo que tiene sentido político para un dirigente como Trump que tiene sus principales grupos de apoyo político entre estadounidenses de mayor edad.

Por lo que muchas otras funciones del gobierno presumiblemente se verán expuestas a los recortes. Pero Trump no dio indicaciones concretas de cuáles serían.

Fue un discurso convencional, ofrecido de manera convencional. Algo que cualquier otro año no sería destacable.

Pero en la era de Trump, sin embargo, lo ordinario parece improbable. Y por eso el discurso resultó inesperado.

Mucha de las propuestas fueron las de siempre: más seguridad en la frontera, denuncias contra inmigrantes ilegales, nacionalismo económico, la advertencia a los aliados de la OTAN para que paguen más…

Pero fue pronunciado de manera más suave. Por una vez, habló y no gritó.

Como es típico en esos discursos, el texto tuvo poco de propuesta política y mucho de clichés y palabrería política que se refería a la agenda de Trump con vaguedades.

Pero el presidente sí que tiró algunas líneas, en particular en cuanto a prioridades en el sistema de salud o el tamaño de su plan de inversiones públicas.

Al final, Trump no dañó y hasta pudo haber ayudado a apaciguar las preocupaciones de los republicanos más críticos con el azaroso inicio de gestión.

Ahora el Congreso debe convertir esas promesas en realidad. Y pese al tono del discurso, no va a ser fácil.

Estado de la Unión

Esta es la primera vez que Trump se dirige formalmente a la legislatura como parte del ritual anual conocido normalmente como Informe del Estado de la Unión, pero que en el primer año del periodo presidencial no lleva oficialmente ese rótulo.

En años recientes ha decrecido el interés público por estos eventos, como señala la corresponsal de la BBC en Washington Katty Kay por la brecha que frecuentemente se da entre lo que el presidente promete y lo que realmente puede lograr.

«Pero esta vez, con ambas cámaras del Congreso en manos republicanas, era más posible que lo que anuncie Trump se convierta en ley», recuerda nuestra corresponsal.

Entre los temas centrales del discurso, estuvo la promesa de un aumento sustancial en el gasto militar.

Si las fuerzas militares se vieran obligadas a pelear, dijo Trump, «solo deben ganar».

Ante lo cual prometió proporcionarles abundantes recursos en el próximo presupuesto.

Y ofreció un homenaje, que terminó siendo el momento más emotivo de la noche, a la viuda del militar que murió en la reciente operación militar en Yemen, la primera que ordenó como mandatario.

En medio de aplausos sostenidos del público, aseguró a la viuda, presente en el capitolio, que su marido, William Ryan Owens, nunca sería olvidado.

Migración

Trump ha insistido en la necesidad de mano dura frente a los indocumentados y se esperaba que sus propuestas legislativas fuesen en esa dirección general.

En su discurso habló de una reforma migratoria basada en la meritocracia, sin entrar en detalles.

Horas antes del discurso, medios estadounidenses reportaban que Trump habría dicho en una reunión privada que estaba dispuesto a considerar legislación que otorgara a un camino a la residencia legal a millones de indocumentados, en directa contradicción con lo que fue su discurso de campaña.

De concretarse, cambiaría de manera dramática el panorama político del país, que daba por sentado que Trump se basaría en el discurso contra los indocumentados para afianzar su apoyo en sectores de la clase trabajadora blanca que miran con recelo el cambio demográfico que ha experimentado Estados Unidos.

Sin embargo, Trump no se refirió a la posibilidad de una regularización de los indocumentados en el discurso ante el Congreso.

Sorpresa

Trump ha retenido la capacidad de sorprender al público, negativa y positivamente.

Sus opositores criticaron despiadadamente el tono pesimista y alarmista del discurso de toma de posesión.

Por lo que muchos esperaban que Trump buscara transmitir un mensaje más alentador en esta nueva intervención, como en efecto ocurrió.

 

Sin duda se espera en las próximas horas una fuerte reacción al discurso de la oposición, el Partido Demócrata, cuyos legisladores recordarán la hostilidad con que el expresidente Barack Obama fue tratado por los congresistas republicanos en el anterior gobierno.

Entre tanto, Estados Unidos se prepara para un nuevo episodio en la saga que ha rodeado a las primeras semanas de Donald Trump en la presidencia.

El mandatario dijo este martes que ·»el tiempo para pensar en pequeño ya pasó».

Pidió «valor para compartir los sueños que llenan nuestros corazones».

Un giro poético que no se conocía en las intervenciones de Trump. Que por supuesto no alcanza para superar las abismales divisiones que hoy caracterizan al país.

Pero que ofrece una esperanza de un discurso menos confrontacional en los días por venir.


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