Uno de los casos fue el estacionamiento Inversiones WJ 10, ubicado entre las esquinas de Viento a Pinto, en un terreno de unos 998 metros cuadrados, en el cual un grupo de militares acompañados por miembros de la reserva y personas de las juntas comunales llegaron con la orden de cerrar el lugar en 48 horas. Allí hay unos 68 vehículos fijos y unas 15 motocicletas.
Al conocerse la acción, un grupo de vecinos llegaron para rechazar la medida, ya que el estacionamiento sirve a los habitantes de la zona pues muchos edificios, que están cerca, no poseen puestos para guardar los vehículos con seguridad.
Se conoció que a los dueños del lugar les fue entregada una carta que les convoca a una reunión en la Dirección de Control Urbano de la Alcaldía de Libertador, allí presuntamente les darán los lineamientos para la medida; pero no se informó si se trata de una expropiación o toma del lugar.
Cerca de las seis de la tarde, llegaron cuatro civiles con colchones con la intención de quedarse a dormir en un espacio que ya había sido delimitado por los miembros de la reserva presentes; pero los propietarios alegaron que no podían permitir que se quedaran pues ellos son los responsables de los vehículos que allí se guardan.
El capitán a cargo de la medida, les indicó que si los civiles no se quedaban ellos cerrarían el lugar de inmediato. Pero los propietarios mantuvieron su posición, por lo que el militar aceptó que sólo se quedaran custodiando el lugar miembros de la reserva.
¿Oligarcas?
Resulta paradójico el hecho que uno de los jóvenes dueños del estacionamiento vive con su esposa e hijo de pocos meses en una pieza que construyó a un lado del terreno. “Nosotros vivimos allí en una sola habitación. No tenemos para dónde ir. Además junto con nosotros viven dos familias más que están en las mismas condiciones”.
El estacionamiento fue adquirido hace cuatro años, por un grupo de cuatro humildes familias que invirtieron sus ahorros; y que además beneficia también a unos cinco trabajadores.
El Universal