Los servicios de auxilio hallaron 258 cadáveres en la costa este de la isla de Mindanao y 191 cerca de las ciudades de New Bataan y Monkayo, una región montañosa con muchas minas de oro propicia a las avalanchas, indicó el general Bernardo Ariel, que coordina los servicios de socorro.
Otras 17 personas murieron en la isla de Mindanao y nueve en otras islas del archipiélago, indicó por su parte la oficina de seguridad civil en Manila.
El tifón Bopha entró en Filipinas el martes por la noche por el este de Mindanao, con vientos de hasta 210 km/h y fuertes lluvias, que provocaron avalanchas e inundaciones en un frente de 700 km.
El jueves la prioridad del gobierno era la búsqueda de las 379 personas desaparecidas y construir alojamientos precarios para los 179.000 filipinos que vieron sus viviendas destruidas, declaró el jefe de la seguridad civil Benito Ramos.
“No hay límites de tiempo. Llevará el tiempo que lleve”, dijo Benito Ramos al ser interrogado cuanto durarán las búsquedas de desaparecidos.
Los sobrevivientes de las zonas más afectadas seguían extrayendo del barro o de las casas derrumbadas los cuerpos de las víctimas.
El gobierno filipino solicitó la ayuda de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con sede en Suiza, para la construcción de refugios temporales para los damnificados, declaró la ministra de Asuntos Sociales Corazón Soliman.
La presidencia filipina envió dos navíos cargados de alimentos y equipos de urgencia para las 150.000 personas que viven en la costa este de Mindanao, donde tres ciudades seguían aisladas del mundo.
La mayoría de las víctimas del tifón en Mindanao eran migrantes muy pobres atraídos por la fiebre del oro en las ciudades de New Bataan y Monkayo.
New Bataa y Monkayo concentran la mitad de los muertos causados por el tifón Bopha, según la oficina de la seguridad civil.