Jeff Baisley completó una jornada colosal con el madero al pegar un elevado de sacrificio al centro, empujando la rayita de la quinta victoria salada en seis cotejos, esta vez por 6-5 en 11 innings ante los Navegantes del Magallanes en el Universitario.
«En el turno anterior me estuvieron lanzando duro y pegado, así que me mentalicé para hacer un buen swing a un pitcheo parecido para llevar la pelota a los jardines», sentenció el importado que ligó de 4-3 con jonrón, dos impulsadas y tres anotadas en la noche.
La conexión generó un estallido de júbilo en el lado derecho de la tribuna principal, donde se congregó la mayor cantidad de fanáticos de los Tiburones. Ayer pagaron 10.403 personas, incluyendo a escualos y magallaneros. «Fue un partido genial y emocionante. En Estados Unidos uno no encuentra un público así que te anime en cada minuto y con samba», declaró Baisley
El batazo entregó un triunfo a los salados después de echar mano a ocho lanzadores desde el bullpen y cuando solo les quedaba disponible en el roster el relevista Héctor Nelo, que por limitaciones no podía lanzar más de un episodio.
La victoria hizo olvidar una polémica decisión del manager Marco Davalillo, quien en el noveno ordenó tocar la bola a su cuarto bate Scott Van Slyke.
«No vamos a hablar de ese toque, lo importante es que al final se ganó», señaló el piloto antes de confesar su estrategia. «Cada vez que se tenga la oportunidad de tocar para buscar una o dos carreras se va hacer sin ponernos a pensar quien es el que está bateando», disparó Davalillo tras el cotejo. «En ese momento no nos salió bien, pero eso es parte del juego».
El importado, que en siete años en las Menores se ha sacrificado con un toque en siete ocasiones en 2.232 turnos, movió a su compañero con el sutil contacto, pero no evitó el extrainning, ese que acabó cuando los Tiburones aprovecharon un error de Brian LaHair, un hit de Héctor Sánchez y el sacrificio de Baisley.