“No estamos eliminados”, decía y con razón. Aun cuando tenían seis victorias en 27 juegos los escualos tenían las piezas para asumir un plan de salvación simple en el papel, colosal en la práctica: ganar dos de tres de ese punto en adelante y apuntar a las 30 victorias.
Luego de 14 juegos, los litoralenses han hecho incluso un poco más que eso pues ayer tenían 9 victorias en sus últimos 13 cotejos. Sin embargo, los buenos resultados no han venido por las vías esperadas pues ha sido su pitcheo y no el bateo que ha liderado la interpretación de Lázaro que tienen montada.
Mientras que estuvo Phil Regan en el dugout, los salados mostraron la peor efectividad del torneo (5.24) gracias a un descontrol incomparable en la LVBP hasta el momento (5.2 boletos por cada nueve actos).
Después de su salida, de la llegada de Davalillo y de la incorporación del “alquimista” Doug Henry como nuevo coach de pitcheo del equipo, los serpentineros han lanzado puras gemas al plato exhibiendo EFE de 2.04 en ese período.
“De verdad es divertido ver lo que está pasando. Están atacando la zona de strike de manera consistente. Yo no he hecho nada especial”, dijo apuntando el principal cambio que se ha observado hasta la fecha: el comando.
En los 14 juegos de la Nueva Era de los escualos, los brazos salados han regalado sólo 3.14 boletos por cada nueve actos, rivalizando con los reyes del autocontrol de este año, los pitchers de los Bravos de Margarita (2.94 BB/9IL).
Bateo empieza a amenazar
La ofensiva de los Tiburones de La Guaira hasta ahora ha engañado a los expertos permaneciendo aparentemente inactiva.
Ayer promediaban la segunda cantidad más baja de carreras anotadas por juego con 3.4. Semejante ritmo ha sido todavía menor en la Nueva Era de Davalillo pues han promediado 3.1 rayas por juego.
Pero al observar detalladamente a este Monte Vesubio de la LVBP, aparecen algunos indicios de que una erupción prolongada está por venir.
En los últimos 14 juegos, el AVG y OBP colectivo ha sido de .258 y de .365 respectivamente, sobrepasando notablemente lo hecho hasta ese momento (.239 de AVG, .310 de OBP).
Y precisamente las razones de ese calentamiento son las que deberían esperanzar a los escualos: sus cuatro caballos (Luis Rodríguez, Grégor Blanco, Max Ramírez y Oscar Salazar) han pasado de tener AVG de .239 y OBP de .336 en los primeros 27 cotejos a ostentar .301 de AVG y .401 de OBP en los pasados 14 cotejos.