Mientras la cobertura de los medios de comunicación se ha enfocado en las historias de los rescates inauditos, incluyendo el de una bebé de dos semanas de vida que fue salvada entre los escombros el martes, la mayoría de las historias de los atrapados han terminado en el camino que Sonmez conoce, el de la muerte y el inconmensurable dolor por la pérdida de los seres más amados.
«No estaba en casa», dice Sonmez, mientras se sume en el silencio, el miércoles. «Dios da, Dios quita. No se qué decir. No puedo describir mi dolor».
La familia de Sonmez vivía en un segundo piso. El tercero y cuarto eran ocupados por su hermano y su padre, quienes lograron escapar.
En otras partes de Ercis, el pueblo más afectado por el terremoto del domingo, dos profesores y un estudiante fueron rescatados el miércoles, pero los equipos que buscan sobrevivientes dijeron que las esperanzas de encontrar a alguien con vida se desvanecen rápidamente.
Por otra parte, las autoridades de salud dijeron el miércoles que han detectado un incremento en los casos de diarrea y pidió a los supervivientes beber agua embotellada por el momento.
El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, afirmó el miércoles que la construcción de baja calidad contribuyó al elevado número de víctimas sepultadas bajo numerosas edificaciones.
Erdogan también reconoció problemas para enviar ayuda a las miles de personas que se quedaron sin hogar y dijo que casi 20.000 casas de campaña han sido enviadas a la zona. Agregó que Turquía aceptará la ayuda de otros países.
Mientras, cientos de personas enojadas en Ercis y pueblos cercanos protestaron el miércoles por lo que ellos ven como la falta de coordinación para distribuir la ayuda.