Si bien los saqueadores eran en su mayoría hombres adultos, también se vio a madres de familia junto a sus hijos. Estos últimos precisaron que lo hacían por necesidad, pues no habían recibido ningún tipo de ayuda y tenían qué comer.
Fue necesaria la intervención de la policía para que el acto de vandalismo terminara. Con ayuda de vehículos rompe manifestaciones los carabineros lograron dispersar a las personas que se habían apostado en el lugar.
SUMIDO EN EL CAOS
El sur de Chile amaneció este domingo sumido por el caos, tras ser azotado por uno de los peores terremotos y tsumanis de la historia.
El gobierno reconoce unos 300 muertos y dos millones de viviendas damnificadas, 500.000 de ellas graves. Además, un barco arrojado por el mar a la mitad de una plaza en Dichato, presos liberados por la policía en Constitución y miles de lugareños viviendo en los montes son el saldo inicial de la tragedia.
Pero el recorrido por la costa sureña de Chile delata una tragedia mayor.
“A los presos de Constitución hubo que liberarlos, no estaban condenados a muerte”, dijo el diputado Sergio Aguiló.
“Hay por lo menos 150 desaparecidos”, confesó a dpa el teniente de policía de esa zona, Carlos Torres.
Una ola gigante tapó la isla vecina de Orrego, donde la comunidad asistía a una fiesta local, evocó el oficial. En la costa de esta zona ni siquiera quedan los escombros de las casa y locales arrancados por el mar.
“La ola se llevó al menos 20 autos”, dijo a dpa José Quero, quien vigila solitario las últimas pertenencias que le quedan.
Al frente de su casa, un camión partido y volcado por las olas es otro testigo de la tragedia. Al costado, un cementerio destruido y con tumbas abiertas es otro narrador del desastre.
En camino hacia la vecina ciudad de Chillán esta plagado de hoyos y desviaciones. En las radios locales las personas llamados para ubicar amigos familiares y vecinos. El costo del desastre asciende ya a miles de millones de dólares.
Mientras, el agua lentamente comienza a escurrir por las cañerías en algunas zonas y los vecinos más afortunados comparten el vital elemento.
Todos aguardan el socorro del gobierno central. “Estamos esperando ayuda”, dice, de hecho, el teniente Torres a dpa, cuando se le pregunta por el plan de acción.
En Concepción, epicentro del terremoto, gran parte de la ciudad resistió, pero hay varios edificios derrumbados y las personas continúan saqueando los supermercados, a vista de la policía.
El terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter azotó a una extensión de 1600 kilómetros del territorio chileno, acompañado por intensos oleajes en la mayor parte de la costa.
Las réplicas del movimiento telúrico ya llegan a más de 100 en las últimas 24 horas, con intensidades cercanas a los 5 grados en la escala de Richter.
El Comercio