Se podrá contemplar desde la madrugada del lunes y no habrá otra igual hasta 2034
Pocas cosas resultan tan fascinantes y despiertan nuestra imaginación como una superluna, y pocas cosas, seamos sinceros, resultan tan difíciles de apreciar. Pero la posibilidad de ver nuestro satélite natural más grande y brillante que nunca hace que lo tengamos más cerca. Literalmente, porque, en efecto, se trata del momento en el que la Luna está en el punto de su órbita más próximo a la Tierra, y de una manera más poética, ya que el ser humano está hecho para mirar hacia arriba e intentar alcanzar los astros. Así que, agarrándonos a esta excusa, echemos un vistazo. Esta superluna, además, es especial, seamos capaces de darnos cuenta o no. Porque será la más grande desde hace unos 70 años y no habrá otra igual hasta 2034. Motivo suficiente para no perdérsela.
Sucederá este lunes 14 de noviembre, cuando la Luna llena llegue al máximo de su fase completa durante la tarde.
Por si alguien tiene dudas, una superluna se produce cuando la Luna llena realiza su máxima aproximación a la Tierra, punto que se conoce como perigeo, haciendo que parezca un 14% más grande y un 30% más brillante. Concretamente, el lunes estará a 356.512 km. de nosotros. Esta es la segunda superluna de tres consecutivas para 2016. La anterior fue en octubre y la siguiente será en diciembre. Pero esta es, sin duda, la mejor. No solo será la más cercana y brillante del año, sino también la más grande desde 1948. Es más, no podremos contemplar un evento semejante hasta el 25 de noviembre de 2034, según un comunicado de la NASA.
Lo que apreciaremos (si somos capaces, ya que el cambio es muy gradual) es que la Luna llena se verá un poco más grande de lo habitual, especialmente en el momento de su salida, ya que por la llamada ilusión lunar parecerá más impresionante cerca del horizonte. No hace falta utilizar telescopios ni prismáticos para la observación.
En Estados Unidos, a esta Luna llena de noviembre también la llaman «Luna del castor» porque llega durante la época del año en la que los cazadores ponen las trampas antes de que las aguas se congelen encima, para asegurarse de que tendrán bastantes pieles calientes para el invierno.
Para los supersticiosos y los amantes de los misterios sin resolver, las superlunas son el preludio de distintos desastres, pero estas creencias solo son mitos sin ninguna base. Sin embargo, los científicos sí han confirmado la influencia de las fases de la Luna sobre plantas y mamíferos (los partos de las vacas parecen depender de la fase lunar) y, lo que es más inquietante, sobre los terremotos.