Este esquema «sí podemos replicarlo con Europa», indicó Páez en una rueda de prensa, durante el encuentro sobre la «Nueva Arquitectura Financiera Internacional», que se desarrolla en Quito y que cuenta con expositores de América y Europa.
Para Páez, «en lugar de tener una agenda estrechamente ligada a los temas tradicionales de los TLC (Tratados de Libre Comercio) podríamos, tranquilamente, incluir un sistema de compensación de pagos entre Europa y América Latina».
Según él, ese sistema podría ayudar a «financiar las importaciones desde América Latina, para ser pagadas con las exportaciones» del continente, a través del sistema de compensación, que funciona como una moneda virtual de comercio.
Dijo que este sistema sería importante «en una circunstancia en que va a empezar a dificultarse el flujo de liquidez en divisas, en dólares y en euros, justamente por efectos de las crisis y por la multiplicación de los problemas de deuda soberana» en Europa y en Estados Unidos.
«La escorrentía de recursos (…), el efecto de escasez que va a provocarse por la necesidad de resolver estos problemas en el Norte, va a dificultar el hecho de que, tanto el sector privado como el público, cuenten con la liquidez necesaria para financiar el comercio tradicional», apuntó.
Por ello, insistió en que mecanismos como el Sucre permitirían «bajar el umbral de costos, el umbral de dificultades» en el comercio y, además, incorporar a «una serie de actores que hoy no participan del mercado».
«La economía popular, las pequeñas y medianas empresas, las economías comunitarias, las cooperativas, hoy por hoy no tienen acceso a los capitales internacionales, y esta puede ser la oportunidad para que una energía productiva social, tan importante que está bloqueada hasta ahora, pueda tener salida», subrayó.
Asimismo, sostuvo que este esquema podría «estar articulado» a otras iniciativas que se adelantan en Suramérica y que forman parte de las acciones que busca emprender el Banco del Sur, una entidad creada por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
El sistema de compensación de pagos con Europa puede articularse, por ejemplo, a la financiación de «una red de ferrocarriles» en Suramérica, lo que supondría «para Europa una oportunidad de generar empleos allá y también generar empleos acá», sostuvo Páez.
Recordó que, en la actualidad el Sucre se ha aplicado solamente en transacciones entre Venezuela y Cuba, países que forman la Alba, junto con Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Antigua y Barbudas, y San Vicente y las Granadinas.
No obstante, el esquema ya ha sido probado de forma virtual para verificar su eficacia, añadió.
«Se hicieron una serie de pruebas sobre la plataforma electrónica» y la operatividad en las transacciones, para verificar que no haya dificultades, y en ese ejercicio «nos fue muy bien», agregó Páez.
De su lado, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, al inaugurar el encuentro sobre la «Nueva Arquitectura Financiera Internacional», manifestó que la estabilidad económica debe ser vista en el mundo como un «bien público global».
Patiño aseguró que la nueva arquitectura financiera regional, que entre sus mecanismos tiene al Banco del Sur y que persigue objetivos distintos a los de los organismos multilaterales de crédito, debe basarse en tres pilares: «soberanía alimentaria, soberanía energética y soberanía de la salud, para beneficiar a los pueblos».
En el encuentro de Quito, que concluirá mañana participarán el filósofo y catedrático brasileño Theotonio Dos, el investigador mexicano Jaime Estay y el economista español Pedro Montes, entre otros.
da / Reporte360