Solo, Arruinado y arrimado “el majestuoso tenor de todos los tiempos”, Mario Suárez cuenta su vida:
Su tía Ángela Quintero siempre lo supo: <<canta, canta, canta siempre>>. Ese fue el mensaje con el que despidió al pequeño Mario Enrique Quintero Suárez, de 10 años, cuando se marchó a Caracas, ciudad donde años más tarde empezó a transitar por un glorioso camino musical que lo llevó a consagrarse como <<El tenor de todos los tiempos>>.
Hoy, en bancarrota y a la espera de que el Gobierno regional le otorgue una casa, la blanca y fría habitación número 20 de la Villa Deportiva Arquímedes Herrera, en Maracaibo, alberga a ese patrimonio musical vivo de 86 años, un hombre quien colocó el nombre de Venezuela en el mapa mundial, uno quien brilló junto a las estrellas más destacadas del momento y quien descubrió a muchas otras, uno quien le cantó a políticos, artistas y al príncipe árabe Ali Akbar Khan, pero, especialmente, uno quien regaló su fantástica voz a millones de fanáticos. El cantante, animador, locutor, sastre, actor y productor musical quien es llamado simplemente Mario Suárez le abrió las puertas a NAD para contar su historia, un relato lleno de pasión, fama, arte, amor y tristeza, una vida con poderosas lecciones.
Aún convaleciente tras ser operado hace unos meses por insuficiencia renal aguda, enfermedad por la que los galenos tuvieron que extraerle un riñón, Mario sonríe al hablar de su carrera, se emociona como un niño con juguete nuevo al recordar sus años de popularidad, y acostado en una pequeña cama sobre un delgado colchón y cubierto con la sábana hasta el pecho, abrió el baúl de los recuerdos.
Nació el 19 de enero de 1926 en la capital zuliana, en el seno de una humilde familia donde en varias ocasiones sólo cenaron plátanos, yuca, arroz o agua con azúcar, rememoró.
Sus padres, su único hermano y él vivían en un ranchito en el sector Ziruma, cerca del antiguo Aeropuerto de Grano de Oro. Luego se mudaron a Santa Lucía, parroquia que se convirtió en cuna de grandes cantantes hasta la fecha.
Cuando Mario tenía tan solo 5 años, su tía Ángela
<<Así fui creciendo y me acostumbré a ello>>, indicó Mario con dulce y amable voz.
Pero su verdadera pasión por la música empezó entre los 8 y 9 años, cuando conoció al mismísimo Carlos Gardel.
<<Papá trabajaba para la empresa de choferes Paris y fue el encargado de trasladar a Gardel durante su gira en Maracaibo, capital donde se presentó en el Cine Landia y Teatro Metro>>, mencionó.
Sin ningún tipo de problema para viajar mentalmente más de 70 años al pasado, Mario recordó que en una ocasión Gardel lo oyó cantar y se le acercó:
—¿Te gusta cantar, niño?
—Sí.
— ¿Qué te gusta cantar?
—Los tangos suyos.
Acto seguido, Gardel abrazó a Mario y sonriendo le dijo al padre: <<Che, cuidame a este tesoro que va a ser artista>>. Y lo fue.
xTiempo después, la familia de Mario logró reunir el dinero para viajar a Caracas para visitar a su hermano enfermo de tuberculosis, pero tras un año de estadía, no consiguió recaudar los 500 bolívares necesarios para regresar a Maracaibo.
Antes de marcharse en autobús a la capital del país, evocó Mario, su tía Ángela le dijo unas palabras que marcaron su existencia: <<Mira, yo no sé cuándo te vuelva a ver o si te volveré a ver, pero si te quedas en Caracas canta, canta, canta siempre>>.
La mano de Billo
<<Mi gran amigo Luis Curiel, ya fallecido, también se empeñó en que yo fuese cantante. Él contrataba mucho al maestro dominicano Billo Frómeta (director de la mítica orquesta Billo’s Caracas Boys), para cualquier tipo de evento. Todos los meses tenía una fiesta con Billo. Entonces, se percató de que yo, con unos 16 años, sólo cantaba en salones de aficionados, donde me daban premios humildes con los cuales ayudaba a mis padres, por lo que buscó presentarme ante Billo>>, narró.
El encuentro se dio en una oportunidad en la que compartían Curiel, Mario, Billo y el bolerista aragüense <<Rafa>> Galindo, quien estaba de moda en ese entonces. Tras la presentación, a Mario le quedó grabado en la memoria el diálogo entre Billo y Galindo:
—Lo lamento mucho, pero yo no acompaño aficionados.
—Ese aficionado que no quieres acompañar tiene mejor voz que yo.
—¿¡Cómo!?
— Ese es el único quien me ganaba a mí cuando éramos aficionados. Él llegaba de primero y yo de segundo, él de segundo y yo de tercero…
—Bueno, vamos a acompañarte pues —dijo Billo mirando a Mario.
El maestro Billo, apuntó Mario, fue quien lo ayudó a perfeccionar la voz hasta convertirlo en tenor. A su lado compartió escenario dos años más, a la par de su oficio como sastre. Y es que esta última actividad era a la que se dedicaba oficialmente Mario, cuyo talento lo llevó a confeccionar los trajes de personajes como el expresidente Isaías Medina Angarita y los de su esposa.
Nace la estrella
A los 18 años y luego de cosechar grandes amistades gracias a sus presentaciones en locales de aficionados, la voz de Mario se escuchó en toda Venezuela y cruzó las fronteras.
Un día, en la quinta de Curiel, éste le preguntó a Mario quién era su cantante favorito, a lo que respondió… Luego, le pidió que se metiese al cuarto, calentara la voz y la pusiera como <<una fiera>>.
<<Yo no sabía qué pasaba. Cerca de la medianoche escuché el estruendo de muchos aplausos. Pregunté qué sucedía y Curiel me dijo: “ahí afuera está el mejor cantante de América, a quien le pagué mil dólares para que viniera a mi casa y estuviera una hora sentado”>>, detalló Mario.
Sin entender bien la situación, Mario siguió calentando. En otra parte de la casa, el invitado preguntó cuántas canciones debía cantar, a lo que Curiel contestó: <<Ninguna, sólo tienes que sentarte a escuchar>>.
Ese invitado era nada más y nada menos que <<El Ruiseñor de las Américas>>, <<El tenor continental>>, <<El Samurai de la canción>>, era el afamado mexicano Don Pedro Vargas.
Al enterarse de tan magna presencia, a Mario lo invadió un temor que recorrió todo su cuerpo, imaginar que su bolero iba a ser escuchado por el gran Don Pedro Vargas lo congeló por unos segundos.
En el lugar, se escuchó:
—Tráiganle un brandi a Mario —exclamó Billo.
—Gracias, maestro Billo, pero no tomo.
—¡Tráiganle un brandi doble! —expresó emocionado Billo—. Y canta, Mario, canta mejor que nunca, porque delante tendrás al mejor cantante de América.
En medio de la algarabía, Mario salió al escenario y Billo arrancó con la orquesta.
A unos metros estaba Don Pedro Vargas en una mesa donde firmaba decenas de autógrafos sin prestar total atención al espectáculo, pero cuando Mario empezó a cantar <<Nocturnal>> y lanzó el primer agudo, <<El tenor de las Américas>> volteó de inmediato a verlo y vociferó: <<Déjenme tranquilo, por ahora no firmo más autógrafos, tengo que oír esto>>.
Al culminar <<Nocturnal>>, melodía del tenor mexicano José Mojica quien tiempo atrás había descubierto a Don Pedro Vargas, éste lo llamó:
— ¿Te conozco? ¿Tú eres profesional? —preguntó sorprendido.
—Se equivoca, yo sólo soy aficionado —respondió Mario con simpleza.
—¿¡Aficionado!? ¡Con esa voz que es como la mía!
—Estoy petrificado —dijo Mario mientras le extendía su fría mano.
—Hombre, qué barbaridad. ¡Qué buena voz tienes! ¿Hoy qué días es? Ves, ya hasta la fecha me has hecho olvidar con tu voz.
—Hoy es sábado, Don Pedro, usted cantó tres veces.
— ¿Cómo lo sabes? —manifestó asombrado.
—Porque yo soy historiador suyo, usted cantó en el Teatro Principal, en Radio Caracas Televisión y para unas hermanas de la caridad.
—Qué bárbaro, ¿y cómo es que sabes todo eso?
—Porque usted es mi cantante favorito.
—Bueno, como hoy es sábado, ve el lunes a Radio Caracas para hacerte unas pruebas con la orquesta.
Puntual y lleno de ilusiones, Mario acudió a la cita, cantó la misma canción y con su virtuosa voz logró que el director del canal lo becara durante un año para estudiar canto en las mañanas, mientras que en las noches se presentaría con Don Pedro Vargas en esa televisora.
En aquella década del ‘40, recordó Mario, los venezolanos solían aplaudir sólo a los artistas extranjeros como Mario Moreno <<Cantinflas>>, el puertorriqueño Bobby Capó, los mexicanos Pedro Infante y Don Pedro Vargas, la argentina Libertad Lamarque, entre otros, pero nunca a los nacionales.
Mario cambió esa historia.
Antes de su primera actuación en Radio Caracas, Don Pedro le comentó que no le gustaba el nombre Mario Quintero para presentarlo como artista, ya que ese apellido quedaba <<feo>>. Él le iba a colocar un nombre <<raro>>, hasta que Mario indicó que el apellido de su madre era Suárez. Y esa combinación sí le gustó.
Según relató Mario, un día, con el miedo de presentarse por primera vez en un canal de televisión, Don Pedro Vargas salió al escenario y anunció: <<Esta noche es motivo de orgullo y satisfacción para mí presentar a un joven llamado Mario Suárez, quien tiene la voz como la mía, si lo aplauden como lo hacen conmigo les voy a quedar muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido>>. Y así fue, así nació la estrella.
Años dorados
A partir de ese momento, a los 18 años, la carrera de Mario emprendió vuelo y subió como la espuma. Empezó a ganar 60 bolívares por show, lo cual <<era un dineral>>.
Con ese primer sueldo, describió, compró queso, arroz, café y demás alimentos que conformaron un mercadito que le llevó a su madre. Él y su familia comenzaron a ser felices económicamente, porque los frutos de su talento llegaban poco a poco.
La opinión pública, en un principio, lo calificó como una <<promesa del canto>>, luego <<una promesa hecha realidad>>, después <<El tenor de Venezuela>> hasta que finalmente lo apodaron <<El tenor de todos los tiempos>>.
A medida que NAD se adentró cada vez más en tan maravillosa historia, el ánimo de Mario aumentó y decidió quitarse la sábana, hacer un esfuerzo para levantarse y mostrar un álbum donde atesora tiempos inolvidables.
Al pasar página por página y ver cada una de las fotos, unas lágrimas brotaron de sus ojos, pero continuó el relato entusiasmado.
Con el transcurrir de los años, Mario desarrolló una gran amistad con Don Pedro Vargas, cantó 15 veces con él y fue quien lo llevó a México y lo conectó con <<Cantinflas>>, artista con quien cantó en seis oportunidades.
Don Pedro Vargas también lo impulsó por países como Cuba (donde ganó dos discos de oro) y Argentina, entre muchos otros.
Todo el mundo quería escuchar sus boleros e incluso los políticos lo buscaban. De esta forma se presentó ante los expresidentes Luis Herrera Campins y Rafael Caldera. De este último, entre risas, recordó una anécdota al observar una fotografía en la que le habló al oído: <<En ese momento le dije a Caldera que por qué se parecía a Carlos Gardel, ya que se peinaba como él, y me respondió que era porque todos los muchachos usaban el cabello pegadito, y como él tenía un leve parecido con Gardel también se lo ponía igual>>.
Los Torrealberos y los <<ahijados>>
Tras ser reconocido internacionalmente, haber ganado el concurso de Mejor Cantante de Venezuela y posteriormente llevarse el galardón como Mejor Cantante Extranjero en Colombia, a mediados de los ’50, Mario decidió probar su voz en el género llanero luego de que se lo propusiera el músico Juan Vicente Torrealba, quien lideraba el conjunto Los Torrealberos.
El aporte de Mario fue significativo para que la música folklórica nacional, poco escuchada hasta ese momento, se diera a conocer en Venezuela y Latinoamérica. Con su voz la llevó a la cúspide.
Para esas fechas Mario también animaba el programa Tesoros Musicales en Radio Caracas, al que llevó a toda clase de artistas a quienes había descubierto en su exitosa faceta como productor o empresario musical.
Mario fue el <<padrino>>, como le gusta llamarse, de 126 artistas o <<ahijados>> entre lo que están Renny Ottolina, <<Musiú>> Lacavalerie, Gilberto Correa, Héctor Cabrera, Teresita Antúnez, Mayra Martí, Alfredo Sadel, Fulvia Padrón, Ricardo Aguirre y Lila Morillo.
<<A los 24 años, ya cuando era presidente de la Sociedad de Artistas en Caracas, una mujer me trajo a Lila, de 14 años, quien me dijo que quería cantar. Le pedí que asistiera al siguiente día para probarla con los músicos, y tras la audición, exclamaron: “¡Muchacho!, cómo canta esa joven, canta mejor que todas las profesionales que hay ahora”>>.
Entonces, Mario le buscó un traje prestado y ordenó que le efectuasen un novedoso maquillaje.
Él debía cantar tres piezas en la Televisión Venezolana Independiente S.A, (Televisa), hoy Venevisión, pero al escuchar la voz de Lila le cedió un acto a ella. La jovencita salió a cantar y empezó a convertirse en el ícono que es en la actualidad.
A medida que Lila conseguía popularidad, en Argentina anunciaban el espectáculo del gran Mario Suárez junto a una mujer <<bomba>>. Se referían a Lila.
En otro paréntesis en su relato, Mario destacó que descubrió al majestuoso Alfredo Sadel, prácticamente, por metido.
Contó que en una ocasión ensayaba con <<Rafa>> Galindo y un mexicano, cuando Sadel, de 17 años, ingresó al estudio sin pedirle permiso a nadie, por lo que lo sacaron a la calle tras reclamársele que molestaba a los artistas.
Al salir, Mario vio cabizbajo a Sadel y le preguntó:
—¿Qué te sucede?
—Es que yo siempre me colo para oírlos cantar a ustedes y aprender, pero apenas me ven, me botan.
— Ah, ¿te gusta cantar? Bueno, búscame luego que yo siempre estoy por aquí. Ahora tengo que llevar a mi amigo al hotel.
—No te preocupes por mí, Mario, escucha al jovencito —señaló el amigo.
Mario no se molestó en contradecir al compañero, sino que se dirigió a la vivienda de Sadel, que estaba a dos cuadras de Radio Caracas, y lo escuchó cantar. A partir de ahí la vida del jovencito cambió para siempre.
Años después, en una reunión entre amigos excepcionales, Don Pedro Vargas le dijo a Héctor Cabrera y a Alfredo Sadel que ellos no eran las mejores voces de Venezuela, sino que ese lugar lo ocupaba sólo Mario Suárez.
Ni Cabrera ni Sadel se molestaron, al contrario, se levantaron de sus sillas y contestaron que estaban de acuerdo, y que no tenían por qué disgustarse, ya que lo que Don Pedro Vargas hizo por Mario fue lo mismo que éste hizo por ellos. <<Nosotros somos artistas por él>>, aseguraron.
La fortuna acompañó a Mario por muchos años, quien demostró sus dotes en todo lo que hacía, desde cantar y diseñar trajes, hasta ser cazatalentos y actor de cine, puesto que participó en cuatro producciones cinematográficas realizadas en Venezuela, México y Argentina.
En 50 años de trayectoria musical, precisó Mario, grabó un total de 1.030 canciones en 90 discos, en los géneros bolero, llanera, danzas y contradanzas.
Debacle
El otrora <<Tenor de todos los tiempos>>, reveló: <<Tuve casas, entre esas un penthouse en Caracas, justo encima del apartamento de Sadel, pero las quijotadas mías nos llevaron a mi familia y a mí a esta situación. Como empresario, me ocupé mucho de invertir todo el dinero que ganaba en mis ahijados, además de gastarlo en viajes con mi familia y en todo lo que me gustaba, porque nunca me entusiasmó la idea de ser rico. Creí que siempre iba a tener un chorro de dinero. Y eso no significa que desperdicié el dinero, porque si volviera a nacer haría lo mismo otra vez, pero sí me dedicaría a ahorrar una parte>>.
Mario confesó que en la década del ’90 perdió un dineral en un show que preparó para el estado Táchira, luego de contratar a Oscar D’León para tres días, a Billo’s Caracas Boys y a muchos más artistas de renombre.
<<Como allá sólo trabajan con tachirenses y colombianos me boicotearon y perdí todo el dinero, por lo que quedé en la calle.
>>Para quedar bien con los artistas, en lugar de declararme en bancarrota, tuve que vender todas mis propiedades, incluyendo las haciendas>>, refirió.
En estas dos décadas no pudo recuperar nada. Pasó a vivir arrimado, junto a su esposa, en la casa de un amigo. Ahora, cada cierto tiempo, obtiene algunas regalías y una pensión de Fundagraez, cuyos montos no son suficientes ni para costear las medicinas que debe tomar.
Familia y enfermedad
De su vida personal no habló mucho, prefiere mantenerla en privado. Sin embargo, mencionó que se casó dos veces.
Del primer matrimonio obtuvo tres retoños: Mario Luís, Gustavo y Norah, la famosa actriz del extinto programa Radio Rochela, cuyo personaje más emblemático fue Escarlata, en el sketchde Perolito y Escarlata, en el que actuó junto a Emilio Lovera.
La segunda vez se casó con Elizabeth Neumann de Quintero, con quien lleva 45 años de feliz matrimonio y con quien engendró un solo hijo llamado Mario Enrique.
Ella es el eslabón principal en su vida, quien lo ha cuidado y querido en las buenas y en las malas, y quien se mantiene siempre a su lado como lo hizo Sancho Panza junto a Don Quijote.
<<Cuando me enfermé a principios de año y me llevaron a Caracas para hacerme el tratamiento contra una supuesta gripe, ella fue quien dijo que no tenía tal gripe, sino que era otra enfermedad, y si continuaba con esa medicación me iban a matar>>, manifestó.
Al lograr ser estabilizado, Mario detuvo el tratamiento y regresó a Maracaibo de la mano de su esposa. Aquí se le diagnosticó y operó por la insuficiencia renal aguda causada por el daño en un riñón. <<Tal vez los 40 años que pasé consumiendo picante me originaron ese problema>>, opinó.
Con sus nobles ojos grises oscuros y la boina puesta desde que NAD llegó a su morada temporal, mirando a Elizabeth a unos metros de la cama donde se desarrolló esta entrevista, Mario resaltó: <<A ella le debo la vida y el cuidado todo este tiempo, ella es mi enfermera, secretaria y esposa>>.
Con su delicada voz, Elizabeth comentó: <<Yo lo rescaté en Caracas porque me lo habían secuestrado, ya que se lo llevaron mientras yo estaba en otro estado arreglando un asunto familiar. Cuando fui a la capital logré traerlo a Maracaibo y comunicarme con el gobernador Pablo Pérez para explicarle la situación>>.
El mandatario regional, acotó Mario, fue quien le dio hace unos meses la habitación 20 en la Villa Deportiva para que viviera ahí hasta que le fuese otorgada una casa.
<<Espero que en cualquier momento el gobernador suba para decirme que ya está lista mi casa. Sé que en cualquier momento va a subir para darme la buena noticia; cada vez que tocan la puerta siento que es él>>, repitió varias veces Mario.
Proyectos
<<Hace unos días no podía hablar, pero de repente recuperé la misma voz con la que solía cantar décadas atrás, por lo que lloré de la emoción>>, declaró.
Ahora espera con ansias la venidera Feria de La Chinita, porque las autoridades gubernamentales le han prometido que en esa festividad su voz volverá a unirse con la de su querida <<ahijada>> Lila Morillo.
Mario, quien aseveró que nunca volvería a dejar Maracaibo, comentó que como proyecto personal desearía tener un programa de televisión y radio donde pueda enseñarle a los demás todos sus conocimientos musicales.
Sin querer sonar arrogante, expresó: <<Sólo hubo un hombre quien supo más que yo de canto, y eso porque estudió muchísimo más; ese hombre fue Alfredo Sadel. Muerto el gran Sadel, no hay nadie en este país que sepa de canto más que yo>>.
A diferencia de muchas personas, a sus casi 90 años, Mario Suárez está claro en lo que quiere: <<Enseñar, durante uno o dos años más puedo realizar una buena tarea transmitiendo todo lo que sé a los nóveles artistas. Luego sí pensaría en el retiro>>.
En 1983 Sadel le escribió: Mario, mi padrino, mi colega, mi amigo, mi socio en las penas y las alegrías, hasta el fin, su hermano Alfredo Sadel.
Antonio Ledezma, en aquel entonces gobernador del antiguo Distrito Federal, homenajeó a Mario Suárez en la plaza Bolívar de Caracas.
Mario Suárez y Lila Morillo
Actualización de la Noticia:
Recientemente en el año 2014 Mario Suarez recibio una vivienda de manos del gobernador del Zulia, lea la noticia aquí.: Gobernador del Zulia entrega vivienda a Mario Suarez