Sin atún ni sardinas


Casi la mitad de la flota atunera venezolana ha migrado a otros países mientras el Gobierno anuncia que hará esfuerzos para incorporar más buques a la flota oficial y recuperar la producción. Por Francisco Olivares

Desde hace unos meses la emblemática lata de atún, muy popular en los mercados venezolanos, ha sido escasa, especialmente aquellas marcas que identifican a la industria nacional. Cuando circunstancialmente aparecen algunos de estos productos, importados o nacionales, sus precios se han remontado de 4 a 5 veces.

La situación se extiende a otros productos del mar, clásicos para el venezolano, como la sardina, un alimento popular en la dieta tradicional.

Al mirar las cifras de nuestra producción encontramos que en 1998 la captura pesquera, industrial y artesanal, generaba 513.585 toneladas de productos del mar, con lo cual se abastecía el consumo nacional. En 2004 esa tendencia se mantuvo con una producción 597.148 toneladas. Pero a partir de 2005 y hasta 2014, comenzó un declive en nuestra producción para cerrar en 2014 con 226.591 toneladas. Vale decir, una contracción cercana a 62%, según cifras recopiladas por Fundatun, una organización que agrupa a profesionales de la pesca e investigadores. Los datos aportados están basados en cifras oficiales de organismos como Insopesca y otras fuentes de la industria del pescado como la Comisión Interamericana del Atún (CIAT).

Según lo documentado por esta fundación, la caída en la producción se centra en su mayoría en la pesca de atún y sardinas.

En el caso de la sardina en 1998 se generaba una producción de 175. 000 toneladas. En 2004, a raíz de una situación excepcional de carácter climático y de crecimiento en las especies marinas, se logró una producción 220.000 toneladas. Pero a partir del año 2005 comenzó un declive para cerrar en 2014 con una captura de apenas 45.000 toneladas. Lo cual significó una reducción de 75% en la producción de sardinas.

Sardina y otras especies

Según explica el biólogo marino y miembro de Fundatun, Juan José Cárdenas, en el año 2004 se registró un fenómeno no muy repetido en la historia de la pesca y es que hubo capturas excepcionales de sardinas en aguas nacionales. Lo mismo ocurrió con el atún, que se pesca en aguas internacionales del pacífico y Atlántico. Eso explica el gran volumen de las capturas de ese año.

Pero aún obviando ese pico excepcional, la tendencia clara desde finales de los años 90 es que la producción venezolana viene en descenso.

Según explica el experto, la sardina por si sola, durante la década de los 90 y hasta ese año excepcional de 2004 significó el 70% de la captura nacional.

Refiere Cárdenas que la razón por la cual la producción de sardina ha mermado tiene dos aspectos: Las no controlables son razones de orden climático. Hemos tenidos unos años de anomalías. Es un efecto local de un cambio climático global que ha generado un calentamiento del agua, la cual se produce por la reducción de los vientos, que son los que activan una serie de movimientos del agua que hace que el agua fría y fértil ascienda a la superficie. Cuando ésta entra en contacto con el sol produce algas y al haber algas hay consumidores de algas. Con los vientos disminuidos el medio se hace menos propicio para la producción de algas y el efecto es que hay menos alimentos y menos sardinas.

El otro aspecto es que dada esa merma en la disminución de la población de sardinas, sería necesario aplicar medidas para reducir el esfuerzo de pesca de manera de recuperar el stock reproductor. En estos últimos años no hemos repuesto la capacidad reproductora, lo que explica cómo estos años se ha reducido la captura.

Por otra parte el país no ha tenido una capacidad de seguimiento sistemático de la población de sardinas, de manera de vigilar el comportamiento de esa población y su reacción ante la extracción por la pesca. Organizaciones privadas han ido espasmódicamente haciendo algunas mediciones en las aguas.

Refiere el experto que durante muchas décadas parte de la pesquería oriental la sardina se pescaba casi de manera pasiva. El cardumen se acercaba a la costa y el pescador la observa en su avance y en ese momento es que lanzaba la operación de cercado del cardumen. Prácticamente se esperaba en la orilla a que pasase el cardumen, salían las embarcaciones y cercaban el cardumen con «chinchorros sardineros». Así se hizo durante años.

En la actualidad el pescador artesanal debe ir a mar afuera con las embarcaciones a buscar el cardumen activamente y a través de un método conocido como «máquina de argolla» encierra al cardumen como un bolso.

Qué pasa con el atún

A diferencia de la sardina, el atún no está afectado por el cambio climático y su población se mantiene estable y con una vigilancia metódica a través de organizaciones internacionales. La pesca del atún se produce casi toda en el pacífico Oriental. La flota venezolana posee derechos históricos en esa área que viene de una traición que se inició el la década de los años 70, aún no siendo ribereños. Es decir, la presencia de la flota pesquera venezolana en esas aguas nos ha conferido derechos históricos de pesca por lo cual nuestra presencia es formal dentro de las condiciones internacionales. Según explica Juan José Cárdenas.

En 1998 Venezuela produjo 88.638 toneladas de atún para el mercado nacional. De las cuales 70 mil se realizaron en el Pacífico y el resto en el Atlántico. En 2004, el año especial de captura se logró arrimar a nuestros puertos un total de 121.464 toneladas de atún. Para el cierre de 2014 solo llegaron 37.464 toneladas. La menor captura se produjo en el año 2010 con 36.784 toneladas.

Un dato necesario para completar esta radiografía es el hecho de que en 1998 los mares internacionales navegaban 154 buques dotados de alta tecnología para la búsqueda del producto, y equipos de investigadores. Adicionalmente nuestros puertos y muelles contaban con toda la tecnología para el desembarco, frigoríficos y procesadoras para recibir la especia, tratarla y transportarla a la industria y variados tipos de consumidor.

En 2004 esas condiciones se mantenían y la flota contaba con 149 embarcaciones. En 2014 solo quedan en el Pacífico Oriental 21 buques y en el Atlántico otros 70 para sumar 91 embarcaciones. Cifras de 2015 indican la salida de otras naves. En el Pacífico Oriental solo quedan 15 buques en operación con una capacidad de almacenamiento de 20.890 metros cúbicos. Se estima la reducción de buques en 50% de toda la flota.

Esa flota se ha trasladado a otros países de la región como Ecuador, Nicaragua y Panamá, en dónde han encontrado mejores condiciones económicas y logísticas para operar.

Dos elementos influyen en ese traslado o «reabanderamiento» según indica un documento publicado por Fundatun: uno es el control de cambio que existe en Venezuela que limita el acceso a la divisa a una industria que opera en dólares. Un ejemplo de ello es que para ir al Pacífico, la flota venezolana debe pasar por el Canal de Panamá y solo ese pasaje cuesta 10 mil dólares, más el mantenimiento y operación de los buques que también se procesa en dólares.

El segundo elemento alegado es el deterioro de los puertos y unidades receptoras venezolanos estatizadas que no reúnen las condiciones necesarias para recibir y procesar el producto.

Importación y exportación

En 1998 se importaban 9.667 toneladas de atún y se exportaban 3.939 toneladas. En 2004 la importación aumentó a 22.871 toneladas mientras la exportación se mantuvo en 3.756 toneladas. En 2014 la importación subió a 33.519 toneladas mientras que ya no hay exportación de atún.

Fundatun alega en su documento que entre 2004 y 2014 se produjo un aumento significativo de la importación como consecuencia de los convenios bilaterales que se han establecido con algunos países como Ecuador que generan subsidios y eliminación de aranceles, con lo cual es más económico importar lomo de atún directamente desde Ecuador que traerlo desde el Pacífico a nuestros puertos con buques venezolanos. A ello se agrega que con la política de control de cambio se estimula la importación a través de la asignación de divisas a tasa de cambio preferencial.

Mientras tanto las flotas de bandera venezolana deben acudir al Simadi o al mercado negro para poder operar.

El vicepresidente económico, Rodolfo Marco Torres, había informado que el Gobierno Nacional eliminaría para el 2015 la importación de atún enlatado con el objetivo de impulsar la industria local. En un encuentro con productores atuneros en el Estado Sucre, a finales de 2014 aseguró que «todo el atún que se consuma en el país tiene que ser de producción nacional» y con ella sustituir importaciones.

Sin embargo el pasado lunes 10 de agosto trabajadores del ramo tomaron las calles de la ciudad de Cumaná, en el Estado Sucre, para exigir la eliminación de la importación en el sector de la pesca. Roger Palacios, coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores (UNETE), informó que la importación de atún fresco ecuatoriano aumentó en más de 60% en los últimos meses.

El dirigente sindical condenó que el Gobierno nacional insista en fortalecer la importación en detrimento de la producción nacional. «Desde enero de este año más de 500 puestos de trabajo se han perdido por la crisis que vive el sector de la pesca. Vamos a insistir hasta las últimas consecuencias porque el Gobierno nos tiene que dar respuesta», según denunció.

Impulso a la producción nacional

El pasado 2 de septiembre, el buque pesquero Francisco de Miranda llegó a puerto venezolano con cerca de 100 toneladas de atún según informó desde el Estado Sucre el ministro para Agricultura y Tierras, Carlos Osorio.

Siguiendo lo planteado por el vicepresidente económico, en declaraciones transmitidas por VTV, indicó que el resultado de esta pesca «es parte del impulso que da el Gobierno nacional a la producción nacional».

Estamos impulsando toda la actividad pesquera nacional, para lo cual estamos aumentando y mejorando nuestras embarcaciones, para ir fortaleciendo esta pesca nacional y particularmente del atún», dijo, al tiempo en que destacó que el objetivo es sustituir las importaciones.

El buque Francisco de Miranda es una embarcación perteneciente a Pesquera Industrial del Alba, S.A. (Pescalba), creada el 7 de mayo de 2008 por Hugo Chávez.

El Gobierno ha anunciado la recuperación de esta empresa socialista con la incorporación de nuevas embarcaciones de pesca.


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