La infectóloga Ana Carvajal, de la Red de Sociedades Científicas Médicas, que ofreció esta indicación, recordó que el condón es el método por excelencia para evitar la diseminación de enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados y enfatizó que los que son distribuidos por el Estado deben tener buena calidad.
También recordó que deben utilizarse una sola vez y que deben estar depositados en lugares que reúnan condiciones especiales. También se debe evitar colocarlos en sitios donde hace calor, porque esto puede afectar el látex y así desmejorar su calidad.
Hasta el año 2008, el Ministerio de Salud venezolano distribuía estos materiales provenientes de Corea y avalados por el Fondo de Poblaciones de la Organización de Naciones Unidas; sin embargo, sin aviso previo se cambió de proveedor y se adquirieron Romantex, marca distribuida por una empresa chino-estadounidense llamada Asiamed y tampoco indican en el empaque que son de distribución gratuita. Las organizaciones de prevención del VIH los rechazan por considerarlos defectuosos, señalan que se rompen fácilmente, son pequeños y no están suficientemente lubricados.
Aunque varias organizaciones que luchan en defensa de los pacientes con virus de inmunodeficiencia adquirida abrieron el debate en Venezuela, en otras latitudes ya han pasado por la experiencia.
Jaime Montero, de la organización mexicana Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez, denunció en su país que en China ofrecen preservativos de calidad defectuosa. De ahí que entregan entre 15 y 20% más del producto a sus compradores, a quienes les advierten de «ese pequeño detalle».
Tanto el Ministerio de Salud como el Instituto de Higiene Rafael Rangel, que tiene entre sus atribuciones hacer las pruebas de control de calidad, no han respondido a estos señalamientos.