A dos meses de anunciar formalmente una revisión completa de la política hacia Cuba, los actores políticos y económicos interesados en el tema siguen cortejando frenéticamente al gobierno. Pero en este momento no hay una persona cercana al presidente Donald Trump que controle el guión sobre la isla.
Pero quien sí ha conversado en tres oportunidades sobre Cuba con el presidente Trump es el senador Marco Rubio.
“Hemos estado revisando todas estas cuestiones con el presidente y su equipo, tratando de discernir los pasos adecuados a dar y cuándo”, dijo Rubio a el Nuevo Herald. “Estoy seguro de que el presidente Trump va a tratar a Cuba como la dictadura que es y que nuestra política a futuro reflejará el hecho de que no es interés nacional de Estados Unidos hacer negocios con los militares cubanos”.
Por su parte, los cubanos no han dejado de notar el reciente protagonismo del senador cubanoamericano en la política exterior sobre las Américas, y lo fustigaron en el diario oficial Granma por su actuación en el tema venezolano, aunque cuidadosamente han dejado fuera a Trump de los insultos. El gobierno de Raúl Castro, en un ejercicio inusual de contención, no ha realizado ningún gesto dramático, mientras espera por la revisión de la política hacia Cuba, que no ha concluido, según ha dicho la Casa Blanca.
Según voceras de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) está al frente de la revisión, que abarca a varias entidades federales. Pero según varias fuentes, es Jill St. John, una funcionaria de bajo nivel del NSC, quien coordina el ejercicio. La Casa Blanca no contestó inmediatamente a correos del Nuevo Herald sobre St. John.