Y lo hizo sembrando dudas en el comienzo. De la misma forma que en aquella Eurocopa con el primer amistoso -en Huelva ante Perú-. Desajustes, piernas agarrotadas por la carga física de la primera semana tras una dura temporada, una ambición rebajada por ser amistoso. Factores que unidos provocaron un extraño arranque. Con España sin superar la línea de presión del rival y Arabia Saudí reivindicando calidad técnica en el trato con el balón.
No se había cumplido el primer minuto y una cesión de Sergio Ramos a Iker Casillas acabó en córner. Síntoma de desconcentración. Del Bosque había apostado por un equipo que perfectamente puede iniciar el Mundial. Con cinco centrocampistas, gracias a la ausencia de Fernando Torres, y la novedad principal en el lateral izquierdo. Álvaro Arbeloa, más fresco físicamente, sentó a Joan Capdevila.
España despertaría cuando sus \’jugones\’ del centro del campo se adueñasen del balón. Para ello, fue clave la movilidad de David Silva. Su aparición entre líneas. Y sobre todo la recuperación del mejor Andrés Iniesta. Gana en autoestima y ritmo para dejar en el olvido sus problemas musculares del final de temporada.
Sin encontrar el camino hacía la portería rival, la sorpresa saltó cuando una mala salida de Iker Casillas en un saque de esquina, lo cabeceó a la red el central Osama a los 16 minutos. El capitán hacía años que no sentía tanta presión. La llegada de Víctor Valdés a la selección aumenta la competencia y debe responder en el campo, recuperar el mejor de sus niveles.
No era un espejismo, poco antes se había visto superado Casillas tras un fallo en el repliegue de Gerard Piqué. Al Numare con todo a su favor, disparó al lateral de la red. Para ganar no le valdría con el nombre a España.
Le faltaba velocidad en el juego a la Roja, que comenzó a tocar para generar ocasiones. Acarició el gol Sergio Ramos con dos testarazos a saques de esquina. Uno lo estrelló en la madera. No falló David Villa en una conexión con Iniesta, de la que disfrutará el Barcelona la próxima temporada. Caracoleó pegado a la banda izquierda Andrés que puso un balón medido al \’Guaje\’ que ubicó en la escuadra.
Comenzó a imponerse la diferencia de calidad y en los mejores minutos de la Roja, Piqué pudo marcar pero controló mal y Villa rozó el palo tras una pared de manual con Iniesta. Llegaba el descanso con mucho que corregir. No se notó sobre el césped en la segunda mitad. España saltó al campo con los mismos defectos.
Nunca estuvo cómoda ante una selección como Arabia Saudí, en la que el técnico portugués José Peseiro sacó buenas conclusiones de un grupo nuevo de jugadores, jóvenes, que mantuvieron el tipo. Incansables en su lucha. A Iniesta le falta un punto de velocidad. En su última acción antes de marcharse, no llegó por milímetros a un pase de Silva.
Dominaba España pero no chutaba a puerta. Lo intentó Xavi, desviado, y tuvo más acierto Xabi Alonso, con un derechazo ante el que tardó en responder el meta Waleed. Cuando lo hizo el balón se había alojado en la red. Quedaba media hora de partido y Del Bosque probó el plan b.
Cambió el registro, probó con extremos con la entrada de Jesús Navas y Pedro Rodríguez, que debutó como Javi Martínez. Y apostó por Fernando Llorente como rematador. Acabó salvando el partido después de que Al Sahlawi se aliase con la fortuna en un disparo sin aparente peligro, que rebotó en Piqué y se envenenó para convertirse en el empate.
El cabezazo de Llorente cuando el partido se despedía esquiva el recuerdo a jugadores ausentes y la apuesta por los nuevos de Del Bosque a la hora de la verdad. El seleccionador no forzó a Cesc Fábregas y Fernando Torres. Su entrada en los próximos días cambiará la cara de una España que arranca alejada de la brillantez.
gb / Reporte360