La desesperación por la escasez de alimentos se apoderó de Regina del Carmen Sánchez, de 54 años, quien la mañana del miércoles se quitó la vida en su casa, en la calle San Juan del sector El Mene, en el municipio Santa Rita. Se colgó de un mecate en una de las vigas de su habitación.
La desesperación por la escasez de alimentos se apoderó de Regina del Carmen Sánchez, de 54 años, quien la mañana del miércoles se quitó la vida en su casa, en la calle San Juan del sector El Mene, en el municipio Santa Rita. Se colgó de un mecate en una de las vigas de su habitación.
Ni sus hijos ni su esposo pudieron detenerla. Decidida se encerró y llorando les pedía que la dejaran sola, por lo que no insistieron más pensando que quería dormir. Su hermana, Yolanda Sánchez, contó que desde hace seis años, Regina empezó a sufrir de los nervios, pero con la carencia de comida, su estado de salud empeoró en las últimas semanas.
La familia no encontraba alimentos. Recurrió al consumo de maíz pelado, lo compraban en la vía pública. La masa, que venden sin ningún tipo de registro sanitario, le causó a Regina trastornos en el estómago.
Y desmejoró más, luego que un médico gastroenterólogo le diagnosticara una anomalía en la boca del estómago, producida por comer arepa de maíz pelado, con la masa en la vía pública.
“Ella no soportó todo lo que estaba sufriendo, a veces no tenían qué comer, comprar esa masa fue una solución porque no se conseguía harina precocida”, repitió conmovida Sánchez. Recordó que el dolor que sentía su hermana en el estómago cada día era más fuerte.
Acorralada
Los Sánchez comentaron que la última vez que el ama de casa intentó hacer una cola para comprar alimentos de primera necesidad en un supermercado «la golpearon y la sacaron de fila. A ella y a su hija la acusaron de coladas».
Conseguir productos se volvió inalcanzable para la mujer. Últimamente conseguía los alimentos revendidos y a precios que no podía pagar. Se vio obligada a fiar en las bodegas del sector y prestar dinero para comprar lo esencial.
Las deudas y la preocupación de no tener cómo darle comida a sus muchachos hicieron que Regina cayera en crisis. El pasado miércoles comenzó a llorar. Su pareja y sus hijos intentaron calmarla, pero ella se encerró en su habitación. Creyeron que se calmaría y la dejaron sola.
Pasada dos horas llegó una sobrina para acompañarla Regina al médico para otra evaluación. Le tocó la puerta y no contestó. Se desesperaron y la derribaron. La hallaron colgada, buscaron a los médicos de guardia del ambulatorio para intentar reanimarla, pero estaba sin vida.
A pesar del problema nervioso que tenía la dama, su hermana la calificó como una mujer intachable, querida por sus hijos, amable, buena hermana y cariñosa, por lo que en familia como le gustaba siempre compartir, la despidieron ayer, fue sepultada en horas de la tarde en el cementerio municipal de Santa Rita.
fuente.lv