Richard Prieto, presidente del Sindicato de Trabajadores de Cervecería Polar Lara, señaló que bajan los inventarios en los depósitos. La planificación de producción de las plantas se fijó ante la paralización de Barcelona y Los Cortijos. “Ordinariamente se recibían 27 y 30 gandolas diarias, ahora se reciben entre siete y ocho. La situación está crítica” por el cierre de operaciones y el destino del personal.
Planta Modelo, en Zulia y San Joaquín, en Carabobo, elaboran cerveza y malta hasta agotarse la materia prima. Desde Zulia se envían cargamentos hacia las regiones donde se paralizaron las fábricas para cubrir la demanda y “para que puedan trabajar. La situación está fuerte. Estamos agotando lo que tenemos”, insistió el sindicalista.
El personal trabaja “al 100 por ciento”, pero la “incertidumbre” ronda entre obreros y empleados. La falta de materia prima y las consecuencias inmediatas de cierre de plantas genera inquietud. “Todo lo que tenemos aquí lo vamos a sacar a la calle y esperaríamos ese barco tan esperado por todos los trabajadores de Cervecería Polar para tratar de salir al mercado y colocar nuestros productos y seguir trabajando y tengan la tranquilidad de que su puestos de trabajo no sigan guindado en un hilo”.
La planta de San Joaquín está pronta a quedarse sin producción. Se espera el arribo de un cargamento de cebada, procedente de Francia. Jonny Magdaleno, dirigente de Metalgráfica, dijo hace días que en dos o tres días se preveía acabar con la materia prima para hacer malta y cerveza. De llegar a mediados de mes la importación se reiniciaría la preparación de las bebidas. De acuerdo a los registro en Lara, en los depósitos de la región pueden seguir laborando entre ocho y 10 días tras paralizarse completamente las fábricas.
Prieto destacó otras complicaciones en la distribución. A los trabajadores de Cervecería Polar también les perturba la inseguridad en la colocación de las cajas de cerveza. El saqueo a gandolas ya suma pérdidas y “mucha intranquilidad para salir a la calle y sacar todos los inventarios para vender”. Además aumenta la “impaciencia” por el producto. “Se ha visto en las zonas mucha agresividad de la gente que quiere comprar el producto. Si no les vendes lo que quieren van contra los camiones”.