La artista falleció en horas de la madrugada en el hospital californiano Cedars-Sinai. Estaba acompañada de sus hijos Michael Wilding, Christopher Wilding, Liza Todd y Maria Burton. Tenía 79 años de edad.
Fue el 11 de febrero que, como consecuencia de recurrentes problemas de corazón, Taylor fue hospitalizada y no llegó a recuperarse, aunque en su momento se pensó que su condición se había estabilizado. Liz, como era conocida en el medio artístico, ya precisaba movilizarse en una silla de ruedas debido a la gravedad de la osteoporosis que la aquejaba.
La vida de Elizabeth Taylor transcurrió entre platós de rodajes cinematográficos y centros de atención hospitalaria. Su lista de enfermedades incluyó dolencias de espalda, cuello, piernas, diversas fracturas, dos sustituciones de cadera, un tumor cerebral, neumonía e incluso cáncer de piel, problemas a los que se sumó una adicción al alcohol y las pastillas.
Aunque nacida en Inglaterra (el 27 de febrero de 1932), fue en los Estados Unidos donde creció y se desarrolló profesionalmente. Desde los siete años demostró una pronta vocación por la actuación. Resultó ganadora de dos Oscar de la Academia por su actuación en al cinta Butterfield 8 (1960) y ¿Quién le teme a Virginia Woolf? (1966). Su nombre también fue parte de los créditos de películas como Mujercitas (1949) y La gata sobre el tejado de zinc caliente (1958). Su última aparición en la gran pantalla fue en la cinta Los Picapiedras (1994).
Durante su dilatada trayectoria, trabajó con los más cotizados galanes de su época, como Rock Hudson, Montgomery Clift, Marlon Brando, James Dean y Paul Newman.
Los restos de Elizabeth Taylor descansarán en el cementerio WestWood Village Memorial Park, donde su familia tiene un nicho y están enterrados Marilyn Monroe, Natalie Wood y Truman Capote.
«Sigue tu pasión, sigue tu corazón y las cosas que necesitas vendrán», dijo alguna vez la eterna Cleopatra del celuloide.