El antiguo campeón de culturismo y héroe de la película «Terminator» deja una California ahogada en problemas financieros tras siete años de gobierno.
Pero tras las elecciones del 2 de noviembre, en las que el demócrata Jerry Brown le ganó California a su correligionario republicano, Schwarzenegger defendió las decisiones que ha tomado.
«Lo más importante para desarrollar esta función que yo he hecho durante siete años es tener pasión. No puedes asustarte», aseguró en una entrevista al diario Los Angeles Times.
«Debes darte cuenta rápidamente que tomar riesgos políticos no es lo mismo que el suicidio político», agregó.
Schwarzenegger llamó la atención por transformarse en un republicano liberal defensor de causas ambientales que logró la reelección en 2006. Pero su popularidad descendió estos últimos años en paralelo con la economía de California.
Una crisis presupuestaria llevó al Estado, que se convertiría en la octava economía mundial si fuera un país, a las puertas de la bancarrota, provocando el hundimiento de los créditos.
Pero mientras unos hablan de su legado político, otros se preguntan si regresará al cine.
«¿Seguiré teniendo la paciencia para pasarme tres meses o seis meses en un set y rodar una película? No lo sé», dijo en octubre vía Twitter.
«Está claro que hay un abanico de opciones debido a mis distintas carreras. Está desde la industria de la salud, la ecología, la política, escribir libros o dar conferencias», aseguró al diario Los Angeles Times en diciembre.
Han pasado muchas cosas en la vida de Arnold Schwarzenegger desde que nació hace 63 años en la ciudad austríaca de Graz.
En 1968, un joven Schwarzenegger de 21 años llegaba a Estados Unidos para perseguir su sueño, tras ganar una serie de títulos culturistas en su país natal.
Se graduó en Administración y Dirección de Empresas y en Economía por la Universidad de Wisconsin, se hizo millonario, ganó cuatro veces el título de Mister Universo y se convirtió en una estrella más de la industria de Hollywood con la saga «Terminator».
Schwarzenegger insiste en que su próximo proyecto no tendrá motivaciones económicas, en momentos en que hay hasta rumores de que podría ingresar a la administración Obama en un papel ligado a asuntos ambientales.
«En términos económicos tengo la vida asegurada, pero eso hace que todo sea incluso más interesante. Siempre pensé que las cosas no deben hacerse por dinero. Las cosas hay que hacerlas por pasión», declaró recientemente.