Algunos estudios habían registrado que las personas que no desayunaban solían tener peores hábitos alimentarios y eran más sedentarias que las personas que desayunaban, mientras que otras investigaciones habían asociado la falta de desayuno con el aumento de peso.
Además, existen algunas evidencias de que las personas que no desayunan son más propensas a tener colesterol alto.
El equipo de Smith analizó datos del estudio llamado Childhood Determinants of Adult Health; a los participantes se los había entrevistado en 1985, cuando tenían entre 9 y 15 años, y nuevamente en el 2004-2005.
Según publica American Journal of Clinical Nutrition, se consideró que los niños no desayunaban si habían dicho que no comían nada antes de ir a la escuela, mientras que los adultos que no desayunaban eran los que habían dicho que no comían entre las 6 y 9 a.m.
Entre casi 2.200 participantes, unos 1.400 no se habían salteado el desayuno en la niñez ni en la edad adulta; 224 habían salteado la comida matinal sólo en la infancia; 515 no desayunaba en la edad adulta y 86 habían salteado el desayuno en la niñez y aún conservaba ese hábito.
El equipo observó que las personas que nunca desayunaban tenían un perímetro de cintura 5 centímetros más grande que las que nunca se habían salteado esa comida. Ese grupo tenía también niveles más elevados de insulina, colesterol total y colesterol LDL o «malo».
Los investigadores no analizaron si saltearse el desayuno tenía alguna relación con el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca; por ejemplo, si tenían más posibilidad de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular.
De todos modos, el equipo concluyó: «Promover los beneficios del desayuno sería un mensaje simple e importante de salud pública».