El helvético se mostró muy seguro y apenas tuvo problemas para deshacerse del ídolo local, que, pese al apoyo del público, no pudo reeditar el triunfo logrado en su casa en 2008.
Tsonga estuvo muy lejos de ser el tenista que este año venció a Federer en los cuartos de final de Wimbledon y en el Masters 1.000 de Montreal, y se pareció más al que cayó ante el suizo en el Abierto de Estados Unidos.
Con esta victoria, Federer se convierte en el segundo tenista que gana los dos torneos de París, Bercy y Roland Garros, tras el estadounidense André Agassi.
Además, supera al de Las Vegas en victorias en Masters 1.000, al sumar 18 (de 30 finales), a una del español Rafael Nadal, que tiene el récord.
La de este domingo era la final 99 que disputaba Federer en su carrera, de las que ha ganado 69.
«Estoy muy contento por esta victoria que tanto he buscado. Este torneo se me escapaba y quería ganarlo realmente. Es un sueño para mí», aseguró Federer, a quien, con este triunfo, solo le faltan dos Masters 1.000 en su palmarés, los de Roma y Montecarlo.
El suizo se deshizo en alabanzas a un público que siempre le ha tratado con cariño, inclusó que derrotó a un tenista local.
Y reveló desde la cancha que disputaba la final un poco corto de sueño, porque una de sus hijas se despertó durante la madrugada y se dirigió a la cama del tenista.
«No es la mejor forma de preparar una final», bromeó el helvético.
Con el triunfo, Federer colma varios vacíos que había ido dejando. Gana el único Masters 1.000 de la temporada, una costumbre desde hace años para el tenista.
Y se impone en uno de los pocos grandes que le falta, disputado en pista cubierta, una de sus disciplinas favoritas pero que, al final de temporada, nunca afrontaba en la mejor forma.
El suizo no dio opción a su rival, que, sin embargo, soñó con la victoria cuando al principio del partido tuvo dos bolas para romper el saque de Federer en el primer juego.
Fue un espejismo, porque el suizo se rehizo y ganó cinco juegos consecutivos.
Casi media hora necesitó Tsonga para ganar el primer juego y fue el único que se llevó en la primera manga.
La segunda estuvo mejor encarada por el francés, que elevó el nivel de su juego, sobre todo con su servicio. De conseguir poco más de la mitad de primeros saques, pasó a acertar en dos de cada tres y la mejora se dejó ver en el marcador.
Tsonga se permitió incluso disponer de dos bolas de ruptura de saque, en el juego cuatro y en el ocho, pero Federer, impasible, las levantó.
El set se dirigió a un juego de desempate que tuvo poca historia. Federer ganó cuatro puntos consecutivos y puso la victoria a buen recaudo. Solo le faltó esperar a que cayera del árbol.
El suizo se va de Bercy con unos resultados impecables. No ha perdido ningún set, solo ha cedido una vez su saque, en cuartos de final contra el argentino Juan Mónaco, y ninguno de sus partidos ha superado la hora y media. Hasta la final, ni siquiera había necesitado de ningún juego de desempate.
Esta es su décima victoria consecutiva desde que regresó a las pistas tras un parón de seis semanas por problemas físicos.
Tras imponerse la semana pasada en «su» torneo de Basilea, ahora gana en Bercy y afronta con una inyección extra de moral el trofeo de Maestros que comenzará la semana próxima en Londres. /EFE