En apenas dos días, el equipo de Silvio Berlusconi ha reforzado el ataque con dos piezas de lujo que le permitirán luchar por el scudetto e incluso soñar con llegar lejos en la Champions.
Robinho, cansado de no entrar en los planes de Roberto Mancini, técnico del City, espera triunfar al fin en Europa después de su triste paso por el Madrid y de regresar a su país para no perderse el Mundial. El astro esperaba con ilusión la llamada de Guardiola, pero finalmente no se produjo.
La llegada del delantero brasileño ha vaciado aún más la caja milanista, que hasta ayer solo se había gastado 10,5 millones en cuatro jugadores: 7 por el lateral Papastathopoulos (Génova), 1 por Daminuta (Inter), 1 por Filkor (Inter) y 1,5 por Kevin Prince Boateng (Génova).
Estas eran las principales adquisiciones del Milan antes de la llegada de Ibrahimovic y Robinho. Muy poco para un equipo muy veterano (Pirlo, Gatusso, Inzaghi, Nesta y Seedorf sobrepasan los 30) que finalmente logrará bajar su media de edad para combatir con el Inter.
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