Roberto Lückert, arzobispo de Coro, relata a La Verdad su encuentro con el Sumo Pontífice Francisco. «Era interesante que él tuviera información también de la otra parte y no solo escuche la campana de Maduro», dijo el zuliano sobre la visita del Presidente al Vaticano.
El pasado viernes, en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco recibió la visita de monseñor Roberto Lückert para hablar de un tema que desde hace algunos meses lo tiene bastante «preocupado»: Venezuela.
En la reunión, que se extendió unos 20 minutos, el arzobispo de Coro le hizo al Santo Padre un diagnóstico sobre la crisis política, económica y social que vive el país. «Me escuchó con mucha atención. Le dejé por escrito algunas otras cosas para que las leyera luego. Me dijo que estaba siguiendo de cerca todo lo de Venezuela, sobre todo, la situación de la violencia y la de los presos políticos», detalló Lückert en conversación telefónica con La Verdad.
«En mi opinión, mientras eso no cambie (lo de los presos políticos), que se olvide Nicolás Maduro que el Sumo Pontífice vendrá a Venezuela», ahondó el sacerdote zuliano, de 75 años, quien se reunió con el argentino Jorge Mario Bergoglio en vísperas del encuentro con el presidente de la República. «Era interesante que él tuviera información también de la otra parte y no solo escuche la campana de Maduro».
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Roberto Lückert no podía permitirse asistir a una audiencia con el Papa sin explicarle con detenimiento lo que sucede en el país. A su juicio, los venezolanos tienen sus esperanzas puestas en Francisco, quien insiste en que se abra un verdadero diálogo. «Las dos partes tienen que ponerse de acuerdo y eso lo tiene muy claro el Santo Padre. El camino para la solución de los problemas es que todos seamos incluidos y que no nos estén descalificando y mucho menos por la boca de Diosdado Cabello, en el programa que hace por las noches para excluir. No creo que se sea el papel del presidente de la Asamblea Nacional. Él tiene que convocar a la unidad».
A su entender, la visita que hará el mandatario nacional al Vicario de Cristo, el próximo domingo 7 de junio, obedece a un «interés político», porque él y su equipo saben que la figura del Papa tiene en este momento una gran «relevancia» en América Latina. «Es el primer Papa latinoamericano y conoce la idiosincrasia de nuestro continente. Y por supuesto, a Maduro le interesa tener un acercamiento. Como está a la puerta de una elección, le interesa todo aquello que sea positivo para su Gobierno».
Quienes conocen a Bergoglio dicen que es un sacerdote frontal y que se mueve con mucha habilidad entre los políticos. Esa característica de su personalidad le impedirá, según el arzobispo de Coro, quedarse callado frente a Maduro. «Desde que estuvo en Argentina él fue un gran opositor y un gran crítico constructivo del Gobierno de los kirchner. Por supuesto, él no es hombre de hacer oposición política porque no le toca, eso les toca a los venezolanos, que son quienes deben resolver sus problemas. Pero el Papa sí podrá decir alguna orientación justa que tal vez el presidente tendrá que escuchar”.
La radiografía
Cuando un venezolano sale al exterior, nadie cree que el país está padeciendo por escasez de comida y papel higiénico. A pesar de que la Nunciatura Apostólica de Venezuela mantiene al Vaticano informado de lo que sucede en el país, el papa Francisco también se sorprendió cuando monseñor le contó esos detalles.
“No puede ser que yo vaya a visitar a un preso en Tocuyito y que me nieguen rotundamente la visita, alegando que por órdenes de la ministro (de asuntos penitenciarios) tengo prohibido entrar a las cárceles del país. Eso no es democracia. Y yo pienso que el Santo Padre algo le podrá decir a Maduro sobre eso”, lamentó Lückert, quien calificó el traslado del exalcalde de San Cristóbal Daniel Ceballos a una cárcel común como una humillación. “Desde el 12 de febrero de 2014 hasta el 12 de febrero de 2015 este Gobierno lo que han hecho es humillarnos y meternos miedo para que la gente no proteste”.
Finalizada la audiencia, el Papa Francisco no pudo disipar su preocupación… Envió su bendición al país y prometió mantener el nombre de Venezuela en sus oraciones.
La iglesia católica y el país
“La posición de la iglesia debe ser la de siempre: ponernos de parte del pueblo que sufre y del pueblo injustamente tratado por un Gobierno que ha sido ineficaz en estos casi 16 años que lleva. La iglesia tiene que tomar una posición de denuncia para construir. Nosotros no estamos parcializados con la oposición, estamos parcializados con el país, que necesita que nosotros seamos la voz de los que no tienen voz, porque la historia nos va a reclamar a la Conferencia Episcopal Venezolana haber sido en estos momentos perros mudos. Creo que si las cosas no cambian, vamos a tener que ser ese interlocutor para que el mundo abra los ojos sobre lo que pasa en el país”.