Más de 20 empleados se retiraron de sus puestos de trabajo en desacuerdo con la medida, y con todas las que ha tomado la administración de la compañía en los últimos tres meses, desde que fue expropiada por el Gobierno.
Antes de que se presentara la expropiación trabajaban en la oficina administrativa alrededor de 120 personas; ahora sólo quedan 10. A los despidos se suman renuncias voluntarias por causa de las irregularidades que se presentan en la compañía comercializadora de semillas y fertilizantes.
Gerentes y obreros se han ido por oponerse a las irregularidades administrativas y operativas de las que señalan a la nueva junta administradora. A ello suman la incapacidad del personal recién llegado, por falta de conocimientos y de capacitación.
Irimar Alejo, que trabajaba en cobranzas, dijo que era insostenible la convivencia. “Las pocas personas que han ingresado no tienen preparación, desconocen el trabajo en el campo y no pueden ofrecerle atención al campesino”.
Pedro Peraza, ex gerente de una de las tiendas de El Sombrero, en Guárico, denunció que fueron suspendidos los créditos para la siembra de hortalizas, que otorgaban antes de la expropiación. Por tal razón dejarán de producirse 110 hectáreas de cebolla, 250 de pimentón y 400 hectáreas de tomate. “No hay financiamiento ni para una hectárea; la siembra que debió hacerse iba a satisfacer 70% del consumo nacional”.
Héctor Capriles, gerente de la agencia de Barinas, agregó que en esa región ya no se producirá melón, pimentón, sorgo y girasol, porque no se pudieron sembrar.
La Patilla