El presidente de Cuba, Raúl Castro, se tocó ayer el pecho con la mano a la altura del corazón y confesó al oído del papa Francisco: “Es la visita más importante de toda mi vida. De verdad”.
El encuentro con el líder de la Iglesia Católica marcó profundamente a Castro, como él mismo reconoció después durante la comparecencia a la prensa tras la reunión con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y en la que valoró “la sabiduría, la modestia y todas las virtudes” del pontífice.
“Leo todos los discursos del papa y si el él continúa hablando así volveré a rezar y regresaré a la Iglesia y no lo digo en broma”, dijo Castro.
“Yo soy del Partido Comunista Cubano, que no admitía creyentes, pero ahora lo estamos permitiendo, que es un paso importante”, agregó.
Así concluyó, mientras lo acompañaba al coche. Fue la reunión privada que mantuvieron ayer en el aula Pablo VI del Vaticano, y que duró 55 minutos, la más larga que ha tenido el pontífice con los jefes de Estado y de gobierno, a excepción de los largos almuerzos con la presidente de Argentina, Cristina Fernández. La audiencia fue calificada como “estrictamente privada”, pero tuvo los mismos protocolos que el resto de las visitas de los mandatarios.
Castro aseguró que había ido a agradecer al pontífice, quien jugó un papel fundamental en el acercamiento entre Washington y La Habana.
Durante la reunión también abordaron los detalles de la próxima visita del papa a Cuba, en septiembre, explicó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, aunque aún se desconoce el programa de actividades de Francisco en Cuba.
Castro llegó a Roma desde Rusia, donde asistió a la celebración del séptimo aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, el sábado.
El mandatario cubano le regaló al pontífice una medalla de la catedral de La Habana y un cuadro que representa una gran cruz elaborada con los restos de embarcaciones hundidas, ante la que se ve a un niño orando.
Juan Pablo II fue el primer papa en recibir a un mandatario cubano en 2006, cuando se reunió en el Vaticano con Fidel Castro, a quien volvió a ver dos años después en su visita a la isla, mientras que Raúl Castro recibió el 27 de marzo de 2012 a Benedicto XVI durante su viaje a Cuba.
La Santa Sede y Cuba mantienen relaciones diplomáticas desde el 7 de junio de 1935, aunque han pasado por momentos de tensión.
Agencias