En el barrio era conocida por su disposición a colaborar con los vecinos, dijo Jonathan Hernández, esposo de la víctima desde hace 11 años: «Ella era revolucionaria, chavista, pero estaba protestando por plata que no era suya, sino de los obreros. No me dijo que iba a manifestar. Ese día salí temprano de la casa a trabajar y cuando me llamaron ella estaba tirada en la autopista. Si yo hubiese estado allí no dejo que se meta en ese problema, pero quién se iba a imaginar que terminaría muerta por protestar».
Cuando el esposo logró calmarse y conversar explicó que las labores de Terán al frente de la patrulla comunal y la misión comenzaron hace un año y medio, y que paralelamente se desempeñaba como recepcionista en el Centro Simón Bolívar desde hace seis años, pero el miércoles en la mañana decidió no ir a trabajar.
«Tenemos buenos trabajos, pero ella se empeñaba en ayudar a la gente. Mi esposa no tenía necesidad de esto, vale», se lamentó varias veces Hernández, al lado del féretro en el que velaban a Terán.
Allí le dijo a uno de sus compañeros de trabajo que a pesar de lo ocurrido continuará trabajando para sacar adelante a su familia. «Me comprometo a echarle pierna con nuestros hijos para terminar de criarlos como ella quería. Nosotros de lo único que hablábamos era de política porque eso era lo que a ella más le gustaba, Chávez, su Barrio Tricolor, ella así era feliz», dijo Hernández.
Seguir adelante.
Claret Terán era la tercera de cinco hermanas. Casi toda su vida vivió en San Agustín y allí sacó adelante una familia de seis hijos. Hace dos meses se convirtió en abuela de un niño.
«Ese era como su hijo. Ella lo mantenía y le compraba todo. Estaba muy contenta con el nieto», dijo la madre de la víctima.
En el velorio una vecina se acercó a Dora Miranda para preguntarle quién era la persona que había fallecido, a lo que ella respondió «Claret, mi hija, la morenita».
Miranda, al igual que el esposo de la víctima, espera que se haga justicia, pues considera que el homicida actuó con intención: «Ese hombre es un animal, una bestia. Cómo fue capaz de arremeter así contra unas mujeres que protestaban por unos derechos».
El Ministerio Público emitió una nota de prensa el viernes pasado en la que anunció que Chinto José García, de 27 años de edad, fue privado de libertad después de ser imputado de los delitos de homicidio calificado en perjuicio de Claret Terán Miranda y homicidio calificado en grado de frustración por las lesiones causadas a Yesenia Gamboa, otra de las manifestantes, que fue arrastrada 500 metros por el camión conducido por él. Mientras la Fiscalía presenta el acto conclusivo deberá estar detenido en el retén de Yare I.
Ayuda económica y psicológica.
Además de pedir justicia, el esposo de Claret Terán insistió en que espera que las promesas hechas por la comitiva de la Casa de la Juventud, después que ocurrieron los hechos el miércoles, no se queden en palabras.
«Después de que ella murió llegaron a pagarle a los obreros y me prometieron que me darían una indemnización por los niños. También les pido que si me quieren apoyar con alguna ayuda psicológica se los agradeceré, porque esto que nos pasó no es fácil de superar».
La luchadora social, como la identificaron los vecinos que acudieron al funeral, fue enterrada el jueves en el Cementerio General del Sur.