Así respondió, medio en broma medio en serio, el científico Mark Rodger a la clásica pregunta: ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?
Si bien éste no es el tema sobre el cuál gira el estudio de este investigador británico, casi sin quererlo su trabajo ofrece una nueva mirada a este ejercicio de lógica básica.
Según descubrieron Rodger y sus colegas de la Universidad de Warwick y Sheffield -ambas en Inglaterra-, una proteína hallada en los ovarios de las gallinas, la ovocledidina-17 (OC-17), cumple una función vital en la formación de la cáscara de huevo.
Esto, dicen, es evidencia suficiente de que la gallina tiene que haber existido primero.
«Nuestro estudio nos hace detenernos por un momento y pensar si el huevo del que salió la primera gallina fue realmente un huevo de gallina. Tuvo que haber un embrión que se transformó en la primera gallina, pero el ‘huevo’ que pusieron sus progenitores no tendría el aspecto de un huevo de gallina tal y como lo conocemos hoy día», le explica Rodger a BBC Mundo.
Aunque muchos le hayan dado vueltas y vueltas a la pregunta, en términos científicos la cuestión no es necesariamente un gran dilema y, según el investigador, «nunca tendrá una respuesta definitiva, en el sentido de que no se puede verificar de acuerdo a métodos científicos».
«No es una pregunta bien planteada, pero sí un buen ejercicio de lógica que es interesante considerar», agrega.
Formación de materiales
Pollos, gallinas y huevos a un lado, el trabajo del equipo del que forma parte Rodger tiene en realidad otro objetivo: investigar cómo los sistemas biológicos controlan la formación de materiales (entre ellos, la cáscara de huevo) para poder reproducirlos luego de la misma forma en el laboratorio.
El proyecto, que involucra el uso de la súpercomputadora HECToR, busca crear un modelo de este proceso de formación de materiales.
«Si el modelo creado en la computadora nos permite predecir cómo sucederán las cosas en la vida real, si entendemos los principios, podemos diseñar lo que queremos», explica el investigador.
La generación de estos modelos -que les permitió a los científicos, por primera vez, descubrir el rol de la proteína OC-17 en la formación de la cáscara del huevo- tienen una serie de aplicaciones importantes tanto en el campo de la ciencia de los materiales como en la medicina y la industria farmacéutica.
«Este conocimiento, por ejemplo, nos sirve para investigar la creación de huesos sintéticos e implantes que se parezcan más a las estructuras reales, que se acomoden mejor al cuerpo y que duren más tiempo», añade Rodger.
La conclusión más importante, destaca el equipo, «es que ahora nuestros modelos de computadora son lo suficientemente buenos para analizar algo tan complejo como la formación biológica de un material y brindarnos información sobre el proceso», concluye el científico.
Y para aquellos a los que la pregunta sobre el huevo y la gallina les quitaba el sueño, esta investigación ya les dio la respuesta que tanto buscaban.
Via BBC Mundo, Medio Ambiente