Los agujeros negros son misteriosos y su interacción con simples mortales como nosotros resulta difícil de imaginar más allá de fantasiosos argumentos de ciencia ficción, pero ¿qué pasaría exactamente si una persona cayera en un agujero negro? El primer problema es que habría que dejar de pensar en “una” persona, ya que al caer en el agujero negro la realidad se dividiría en dos: en una realidad moriría incinerada de inmediato y en la otra quedaría sumergida, sin consecuencias ¿Esto es posible? Se diría que es, a la vez, posible e imposible. Cuando un objeto es tan denso puede curvar el espacio-tiempo hasta generar un agujero a través de su propia realidad; puede suceder por ejemplo con una gran estrella sin combustible, que se dobla bajo su peso e implosiona, generando un campo gravitatorio tan potente que ni la luz puede escapar de él.
¿Qué será entonces de la pobre persona que caiga allí adentro?. Al acercarse al borde del agujero (su llamado “horizonte de sucesos”) la persona se estiraría y contraería, y comenzaría a avanzar cada vez más lento; al llegar al horizonte se quedaría inmóvil, y allí el fuego la devoraría. En la otra realidad, caería en caída libre para siempre, sin gravedad, sin dolor, a través de la discontinuidad entre espacio y tiempo… en el caso de tratarse de un agujero enorme; si fuera uno pequeño, la diferencia de gravedad entre los pies y la cabeza produciría un insólito estiramiento. La pregunta que dicta el sentido común es ¿cuál de las dos personas (la que murió incinerada y la que vive adentro del agujero) es la verdadera en realidad?. Pues ninguna, o bien las dos: cada una es la verdadera en su realidad. Claro que la capacidad de asumir la existencia de dos realidades puede resultar imposible para nuestras mentes, por lo que la pregunta parecería quedar sin respuesta.
fuente.history