Esto es lo que se sabe de la «hierba mágica», tal y como muchos la conocen.
¿Dónde crece?
La moringa es originaria del norte de India, Etiopía, Filipinas y Sudán, aunque abunda en muchos países tropicales y subtropicales.
La planta se cultiva en África, Asia tropical, América Latina y el Caribe, Florida y las islas del Pacífico.
La Moringa oleifera, también llamada «marango», es la especie con más valor económico y crece en los alrededores del Himalaya, pero se cultiva extensamente en los trópicos, explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés).
«A medida que se sabe más sobre sus múltiples usos, mayor es la importancia que ha tenido en el desarrollo de muchas áreas pobres de países en vías de desarrollo«, explica John Sutherland, de la Universidad de Leicester, Reino Unido.
En algunos lugares se conoce como «palo de tambor» por la forma de sus vainas.
También se conoce como el «rábano picante», debido al sabor de sus raíces, y en algunos sitios del este de África se la llama «el mejor amigo de mamá».
En América Latina puede encontrarse, principalmente, en Cuba y República Dominicana. También en Paraguay y Argentina.
Usos medicinales
Según el Centro Internacional para la Investigación Agroforestal (ICRAF, por sus siglas en inglés), la moringa es un árbol de hoja caduca que puede medir hasta 8 metros de alto.
Se abre, por lo general, en forma de paraguas y produce flores durante el año de dulce olor.
Su fruto es largo y distintivo.
Casi todas las partes de la planta pueden utilizarse en medicina.
«El interés en sus propiedades medicinales ha crecido, pues se han desarrollado gran número de estudios científicos», explica Sutherland.
La FAO dice que sus hojas «son ricas en proteínas, vitaminas A, B y C, y minerales: muy recomendables para mujeres embarazadas y lactantes, así como para niños pequeños».
Las hojas, con alto contenido de calcio y hierro, se usan como equivalente de las espinacas, agrega la ICRAF.
También contienen altas dosis de cistina y metonina, un tipo de aminoácidos que a menudo escasean.
Las vainas jóvenes son comestibles y su sabor recuerda a los espárragos.
Los guisantes verdes y el material que rodea la piel también pueden cocinarse y las flores pueden consumirse o usarse para hacer té, y también como remedio para el resfriado.
De acuerdo con la FAO, los productos derivados de la moringa tienen propiedades antibióticas, contra el tripanosoma y la hipotensión o tensión baja.
También cura los espasmos, las úlceras y las inflamaciones, y tienen propiedades hipocolesterolémicas e hipoglucémicas.
Las semillas y cortezas se utilizan para tratar problemas circulatorios.
«Es una especie asombrosa y tiene propiedades multifuncionales», declaró Fernando Arancibia, de la Fundación chilena para la Innovación Agraria (FIA).
El saber popular dice que cura y previene hasta 300 enfermedades, incluidas la diabetes, los dolores de cabeza o el acné, aunque no hay estudios científicos que demuestren esta teoría.
Tal vez por eso muchos se refieren a ella como «el árbol de la vida».
Riesgos
Sin embargo, los expertos advierten sobre la moderación en su consumo, pues entre sus efectos secundarios se incluyen pérdida de sueño, exceso de glóbulos rojos y acidez.
El médico naturista Reinaldo Reyes aseguró en la televisión dominicana que la moringa puede ser peligrosa si se consume en gran cantidad y dijo que su uso no es nuevo.
«Hace tiempo que esa planta se está investigando, más de 50 años», explicó Reyes.
«Se ha utilizado por muchísimos años para combatir la hambruna en los países pobres, lo que pasa es que la gente quiere usarla ahora de forma indiscriminada porque piensan que es inofensiva«, dijo el experto en una entrevista televisiva.
Además, el doctor y naturista Arcenio Estévez Medina sostiene que no tiene «nada en contra» del consumo de la moringa» pero advirtió que no debe consumirse «de forma alegre, ni esta planta ni ninguna otra».