En cada batallón y camarada descansaría la responsabilidad de difundir las bondades del gobierno socialista. Toda la militancia se activaría para ganar los comicios de 2012. El trabajo sería “arduo” para ganar la contienda. Lo afirmó Nicmer Evans, politólogo y psicólogo social.
Después de 13 años en el poder, el oficialismo confía en la estructura del PSUV y su capacidad de organización para llevar el mensaje a aquellas zonas donde aún no está sembrado y reforzarlo donde sea necesario.
Una “campaña es factible y posible” a pesar de que el jefe de Estado no lograra entrar al próximo año en las mejores condiciones físicas, debido a su lucha contra el cáncer. Evans lo explicó. Chávez se inscribiría ante el Consejo Nacional Electoral y mientras cumple con la fase de recuperación articularía un equipo con parte de los liderazgos regionales y municipales para unir las fuerzas requeridas que le garanticen la victoria.
Sus apariciones públicas serían dosificadas pero contundentes. Similares a las registradas en las últimas semanas. Sin grandes sobresaltos, sustentadas en un discurso de reflexión, patriótico y personalista hasta que no logre “vencer el mal” incubado en su cuerpo.
La táctica significará correr riesgos. La concentración de las miradas en la imagen del comandante a pesar de que “es buena porque tiene un liderazgo claro, es mala porque la dependencia en un solo hombre que pretende proyectarse a largo plazo no es conveniente”.
Hasta febrero tendrá la oportunidad de “hacer tiempo”. Hasta esa fecha no se celebrarán las primarias de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para escoger a su abanderado. El momento será el “tope del clímax político” que obligará a decidir la estrategia final. La oposición, a juicio, de Nicmer Evans, hizo sin saber a Chávez “un grato favor al extender la elección de su candidato”.
Uso dudoso
“El retorno” anunciado y vociferado por el tren ministerial y el Presidente de la República, tras su llegada a Venezuela después de estar desde el 10 de junio en La Habana (Cuba), no está relacionado con un “slogan de campaña, aunque podría convetirse en uno”; no con “una premeditación fría y calculada” sino con una “reflexión de vida como consecuencia de haber sentido la proximidad de la muerte como la del 12 de abril de 2002”. Esa es la lectura del psicólogo social. Para él, “es un argumento filosófico”.
José Vicente Carrasquero, analista, lo contradice. Considera que el subrayar el regreso es una estrategia electoral, cuyo objetivo es “sacar provecho para mostrar heroicidad al presentarse en los actos del Bicentenario de la Independencia y encabezar a control remoto el desfile de Alto Mando Militar”.
Demostrar que está “montado en los compromisos” es otro de los propósitos que Carrasquero une a la intención de crear la “percepción de que su vida es similar a la de un Cristo resucitado y cambiar la agenda para que no gire alrededor de lo que debe ser la evaluación de la gestión porque no cumplió con las expectativa de la gente”.
Capitalizar la lástima de la colectividad hacia la figura presidencial y neutralizar los malos comentarios para no ser juzgado como se debe por la criminalidad o el alto costo de la vida forman parte de la lista de intereses del Ejecutivo en medio de la coyuntura ocasionada por la aparición de células cancerosas en su organismo.
“Él está en campaña. Promete que volverá, regresará a la lucha y vencerá la enfermedad pero si en el camino se debilita no podrá disimular porque le tocará enfrentar a un candidato joven si es Henrique Capriles Radonski, Pablo Pérez u otro que el gane las primarias”.
Huele a inseguridad
Hablar de la candidatura de Hugo Chávez el próximo año produce en las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela “incertidumbre”, según reconoció el politólogo y militante de la tolda, Nicmer Evans.
Se tomarán las “medidas necesarias” para mitigarla. Será el mandatario quien las proclame “para reafirmar y garantizar la trascendencia más allá de él. No porque se esté preparando para la muerte pero es un escenario presente en cualquier organización porque los líderes no son eternos”.
Exigirle “más de lo que ha dado hasta ahora” resulta según el especialista, injusto porque hasta que no se conozcan los informes médicos no habrá elementos claros para decidir la aspiración.
Pero Fernando Ochoa Antich, analista político, califica como “inaceptable” que los dos últimos discursos del presidente no informara sobre sus condiciones de salud sinobuscara “importantes ventajas políticas, entre ellas, restablecer sus vínculos sentimentales con el pueblo porque sus asesores le recomendaron que lo acercarían a sectores populares”.
Surgen preguntas. ¿Cómo Chávez hondeó una bandera si está operado del abdomen?, ¿cómo los esfuerzos de ese tipo no le producen consecuencias? Son interrogantes que se deben despejar porque de lo contrario “el engaño continúa” para generar condiciones favorables a su propuesta.
Peligros socialistas
La enfermedad produce titubeos en la base del chavismo y en el chavismo dirigente, recalcó Luis Vicente de León, analista y presidente de la encuestadora Datanálisis. En los primeros se potencia la desilusión y en los segundos la lucha por el poder. El mandatario “necesita parar ambas cosas cuanto antes para mantener la unidad de la revolución”.
Brota un reto. El escenario lo obligará a cambiar la relación de líder-masa por una relación movimiento-masa. “Debe moverse más hacia una estrategia tipo peronista, que hacia una estrategia cubana. Ellos muestran claramente que es una revolución dependiente de un hombre, que al final del día por muy fuerte que sea es un hombre”.
Su presencia podría ser “mágica y motivadora” para sus seguidores, una combinación atractiva para sus intentos de seguir en el poder. En su slogan “viviremos y vencemos” está la prueba. Y en su apariencia. El Chávez que regresó la madrugada del lunes a Caracas no estaba demacrado, ni tenía la tez amarilla. Estaba alegre, su voz firme, “contento de estar en casa de nuevo”.