“No se puede decir que está controlada la existencia de caracoles africanos en el municipio Urbaneja. Todavía falta mucho”, admitió este jueves el director de Protección Civil en esa jurisdicción, Jesús Rosas.
La presencia en Lechería del Achatina fulica, como se le conoce científicamente al molusco oriundo del continente negro, se detectó el pasado 13 de enero, cuando ocurrieron los primeros avistamientos en residencias Maya, situada en la avenida Principal, frente al Centro Gallego.
Seis meses después, la institución recibió reportes de criaderos en la plaza Bolívar, así como en los conjuntos habitacionales Sol y Mar, Alto Morro, Puerto Príncipe, Vista Real, Marina Mar y la Hostería El Morro.
En rueda de prensa, Jesús Rosas reconoció que es imposible determinar cuántos son y dónde están los animales, pues a pesar de todo el esfuerzo realizado por el gobierno, ahora pudieran ser millones.
La situación ha llegado al punto de que hace pocas semanas fue hallado un ejemplar que midió 19 centímetros, y ayer fueron notificados de la presencia de otro caracol de cinco centímetros más grande. Esto ocurrió en los límites con el municipio Juan Antonio Sotillo.
Aunque la dirección municipal de PC y el Instituto Municipal de la Salud han librado una lucha para erradicar esta plaga, lamentablemente el factor humano ha sido determinante para ejecutar esta difícil tarea.
“Muchas personas los han colocado deliberadamente en las jardineras, porque son muy vistosos. Pero el daño que ocasionan es terrible. Hemos visto con preocupación que en ciertos conjuntos la gente los ve, los toma y los tira, pero así no están acabando con el vector”.
A su juicio, las personas han sido pasivas ante el problema.
“Es tanta la pasividad y la falta de atención, que recientemente abordamos un conjunto habitacional y la cantidad de animales era tal que en la mañana el estacionamiento parecía una alfombra. Acudimos y realizamos una recolección, pero al momento de hacer reuniones para que entendieran que el trabajo debe ser mancomunado, no hubo respuesta”, puntualizó.
Recordó que el molusco transmite enfermedades como la esquistosomiasis o bilharziasis (afecta a 200 millones de personas). También son portadores o vectores de parásitos, tanto unicelulares como pluricelulares (diversas especies de nematodos) que infectan a los animales que los ingieren. Se les considera vectores de la gripe, entre otros virus.
Eliminación
“Se les debe recolectar con guantes, se disponen en envases y después se eliminan con agua y cloro: dos de agua y uno de cloro. No es recomendable aplastarlo, porque así hay riesgo de contaminación”, dijo Jesús Rosas, de PC Urbaneja.