Las razones irrumpen desde la misma tierra, colocando en “difícil situación al productor”. Los rendimientos son “bajos” a causa de que “la mayoría de las plantaciones son viejas, de alta edad” convirtiéndose en “improductivas” y “hay mal manejo agronómico” que impide la continuidad de la producción.
“Delicada”. “Critica”. La producción nacional de café tiende a caer. Hay “preocupación”. El Consejo Nacional del Café alerta que de los dos millones de quintales que se consumen en Venezuela, la cosecha “no se acerca al millón de quintales. No es ni la mitad”, asegura Manuel Morillo, representante del sector.
Se cierra un ciclo que cruza el umbral de inquietud a “crisis” del cultivo tradicional, con impactos hasta por la presencia de la plaga royal que ataca las pocas hectáreas en producción, y las deficiencias en los planes de fertilización y renovación de plantas.
Morillo estima que hay 200 mil hectáreas de café al cierre de 2015. El rendimiento se ubica en seis quintales por hectárea -un quintal son 46 kilos por saco-. No precisa la data. Es el último indicador conocido por el sector.
Lo cierto es que hay 150 mil hectáreas con plantaciones que tiene hasta 40 años, más del triple recomendado para la utilidad de las cosechas. “La vida productiva es de 11 años”. Por eso se cuenta en “algunos casos donde la cosecha son cuatro quintales por hectárea”.
Las aspiraciones a exportar están lejos de la realidad. Más cuando hay países productores con semillas de calidad, cuya producción tiene rendimientos entre 60 y 70 quintales por hectáreas. Expectativas que aflora y clama rescatar el Consejo Nacional del Café.
“Si no se oye el clamor el riesgo es alto. Los números lo indican y la caída es irreversible”, advierte Morillo en contacto con La Verdad. “Esos cafetales perdieron su capacidad productiva. Hay que iniciar un plan de renovación, recuperación. Unirse todos los sectores, sin política porque el café puede desaparecer de Venezuela”.
Una solución inmediata puede darse, pero la respuesta de las cosechas tardará casi cuatro años en dar resultados. Morillo explica que desde el inicio de germinación a vivero son cerca de siete meses, más tres años desde el momento de la siembra de la planta hasta la floración del café.
Invoca sensatez para atender al cultivo que llegó a probarse en Europa y EEUU. “Debemos traer semillas de calidad, certificadas”, insiste. La medida va acompañada de acciones de una mesa de trabajo con asesoramiento técnico, financiamiento, tecnificación y presencia de productores y empresas privadas y públicas. “Todo el mundo a preocuparse por el tema del café para que no colapse la caficultura. Hay riesgo”.
Fuente: La Verdad