Irán está comenzando a recibir menos combustibles de parte de sus proveedores tradicionales como consecuencia de las sanciones que afectan su actividad comercial y ha empezado a depender más de naciones como Turquía, China y Venezuela.
“Venezuela no se da abasto para suplir todos los compromisos. Si aumenta los envíos a Irán, tendría que buscar suministro en otros países para su mercado interno, ya que nadie le vendería para reenviar a Irán”, dijo el lunes un operador del mercado que prefirió no ser identificado.
Venezuela e Irán son miembros de la OPEP.
La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) inició en noviembre el suministro de 20.000 barriles por día (bpd) de gasolina a Irán, como parte de una amplia alianza comercial que se sustenta en lazos políticos entre los gobiernos de Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad.
Analistas criticaron la firma del acuerdo, que se hizo en medio de la importación recurrente de unos 97.000 bpd de derivados para paliar las fallas de las refinerías venezolanas y atender el voraz consumo doméstico, sustentado por la congelación por 12 años del precio de la gasolina.
“Operaciones más complicadas de triangulación requerirían una fuerte voluntad política y, dados los urgentes asuntos operacionales que tiene que atender PDVSA, eso parece improbable”, dijo Richard Obuchi, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración, en Caracas.
Un paquete de sanciones aprobado por la ONU y por el gobierno de Barack Obama amplió recientemente las medidas punitivas contra Irán por su negativa de suspender el enriquecimiento de uranio, que alega realiza con fines pacíficos.
Irán es el quinto productor mundial de crudo, pero importa alrededor del 40 por ciento de los combustibles que consume, al tener una inadecuada capacidad de refinación.
Documentos obtenidos por Reuters indican que la nación requiere entre 11 y 13 cargamentos al mes para satisfacer su demanda durante el verano y que en julio apenas ha recibido tres.
(Por Marianna Párraga. Editado por Mónica Vargas)
Reuters