Es probable que estés siguiendo un plan de comidas enfocados en tus necesidades, vayas al gimnasio tres veces a la semana y creas que tengas un estilo de vida saludable.
Sin embargo, existen factores que influyen en la pérdida o aumento de peso que van más allá de tu rutina alimenticia y de entrenamiento. A continuación, te dejamos tres de ellos:
Estrés. De acuerdo a una investigación de la Universidad de Yale, las mujeres que almacenan grasa en el abdomen tienen mayor nivel de estrés y ansiedad en comparación con aquellas que almacenan la grasa en las caderas. Si eres de las que no logran deshacerse de esos molestos rollitos quizás debas tomarte las cosas con más calma y evitar la producción de grasa localizada debido al estrés.
Una relación feliz. Un estudio de la Universidad de Dallas afirma que los miembros de un matrimonio estable y feliz tienden a subir de peso porque no se preocupan tanto por lo estético, como saben que le gustan a su pareja no solo por el exterior; no se controlan tanto a la hora de comer. En cambio, los que son divorciados o saben que su relación va a pique, se preocupan más por verse bien para volver a encontrar el amor.
Deshidratación. Según una investigación de Woman´s Day, los síntomas de este padecimiento, como la somnolencia y la falta de energía, imitan a los de tener demasiada hambre. Esto puede llevarte a pensar que necesitas alimentos y hacerte incurrir en el consumo de snacks innecesarios. La recomendación: no subestimes tu consumo de agua. Recuerda que debes tomar por lo menos dos litros diarios.