Poco antes del desenlace negativo para el equipo estadounidense, Tiger Woods, el vigente número uno del mundo, cumplió mejor que nunca su papel y derrotó por un contundente 4 y 3 al italiano Francesco Molinari, en la jornada decisiva de individuales.
El cómputo de Tiger después de los cuatro días de competición ha sido el mejor de cuantas Ryder Cup ha disputado (seis). El número uno mundial, que debutó en Valderrama’97, nunca había aportado al equipo estadounidense tres puntos, después de cuatro partidos que tuvo que disputar.
El californiano ganó el citado encuentro de individuales del lunes, así como dos en parejas: el de «fourball» y uno de los dos «foursome», en ambos formando dúo con Steve Stricker.
Woods cedió, eso sí, uno de los «foursome» (golpes alternos) frente a Donald y Westwood por 6 y 5, su derrota más abultada en Ryder Cup.
El mejor golfista del planeta acudía a Gales sin clasificación directa, por vez primera invitado por el capitán, en uno de los peores momentos de juego de su carrera, con una imagen publicitaria devaluada y envuelto en un proceso de divorcio, tras destaparse sus devaneos sexuales.
De los días felices y las imágenes extrañables en Ryder Cup precedentes, con Tiger arropado por su sonriente mujer, la sueca Elin Nordegren, se pasó en Newport a una figura solitaria del hombre que dominó con inusitada solvencia el golf mundial desde el año 1997.
Pero si su imagen personal ha ganado enteros tras la derrota, y algunos expertos vaticinan que Tiger puede reverdecer tras esta Ryder Cup, la realidad más cercana es que su reinado mundial se ve seriamente acosado, este vez por el inglés Lee Westwood, el nuevo número dos del escalafón.
Una victoria de Westwood o un segundo puesto serían suficientes argumentos para desbancar a Tiger del número uno mundial, después de 278 semanas consecutivas en el puesto más alto de la clasificación mundial. Entre ambos, tan sólo 0,31 décimas.
La peor noticia para Tiger y su posibilidad de conservar el liderazgo mundial es que tan sólo disputará en lo que queda de temporada tres torneos puntuables para el ránking: El Campeonato Mundial HSBC en Shanghai (noviembre), el Masters en Australia, la semana siguiente, y el Chevron World Challenge, en diciembre.
Tiger jugó a los 34 años la mejor Ryder Cup de su vida y mejoró su imagen defendiendo los colores de la bandera estadounidense. Sin embargo, peligra su reinado mundial. El último trimestre de 2010 será clave para la «megaestrella» del golf mundial.