Como el título de la película, una serie de eventos desafortunados culminó este viernes en el colapso total de los puntos de venta a nivel nacional. Pero, a diferencia de lo que pregonan los voceros oficiales, la responsabilidad no comienza con un ataque cibernético.
Amediodía de este viernes, Venezuela estaba paralizada. Fue más efectivo que una convocatoria política. Los puntos de venta del consocio Credicard, el más grande operador del país en materia de operaciones POS, dejaron de responder progresivamente en panaderías, farmacias y restaurantes. Horas después, el Sebin estaba en su centro de operaciones, en Chacaíto, y el presidente Nicolás Maduro aseguraba, por televisión, que se trataba de un “sabotaje electrónico”.
Pero la historia no comienza allí. Desde hace semanas, el incremento de los precios en los bienes y servicios ha generado un alza en la demanda de efectivo ocasionando una crisis de billetes en el país. Para la compra más sencilla (pan, jamón, queso y refresco), se necesitan al menos 50 billetes de la más alta denominación existente (Bs 100).
Este fenómeno -uno de los vértices del problema- confluyó este viernes con los otros dos: la disponibilidad de dinero por parte de la población, por ser viernes de quincena y diciembre; y las fallas en las plataformas electrónicas de Credicard y Cantv. ¿El resultado? Colapso.
“¿Cuándo fue la ultima vez que realizó una compra en efectivo?“, comenta un gerente de IT (tecnología de la infomación) ligado al sector bancario nacional que prefirió no ser identificado. Lo más trivial comenzó a pasarse con tarjeta: una chupeta, los cigarrillos de la tarde, el cachito o un agua embotellada. “Es como si intentaras meter veinte personas en un coupé. Los puedes meter, pero eventualmente se va a quebrar. El sistema de POS no está hecho para soportar el elevado número de transacciones que deberían realmente concretarse en efectivo”, continúa el ejecutivo.
Pero no es sólo la compra diaria la que está pasando por un punto de venta. La subida astronómica del dólar paralelo ha traído compras de bienes por parte de aquellos que puedan pagarlos. ¿Un televisor? Venga. ¿Línea blanca? Si es posible, sí. El ahorro quedó en el pasado, la compra es una manera de proteger el salario y, especialmente, los aguinaldos.
Sí, hubo una falla en la plataforma de Credicard producto de la saturación de los sistemas. Además duró más de lo previsto en el diagnóstico inicial de los técnicos. De acuerdo a un asesor financiero que prefirió ser mantenido en el anonimato, “es el juego del gobierno. Anunciar billetes de más alta denominación siempre es una medida impopular, pues es admitir inflación. Pero la inacción llegó al punto de afectar el sistema bancario”. Apenas seis horas después, el jefe del Estado finalmente se refirió al secreto peor guardado del país: vienen billetes de 500 y 5.000 bolívares. No obstante, Maduro aseguró que había sido un ataque “deliberado” y mandó apresar “a los responsables de la operación de Credicard”.
Credicard, además, depende de la plataforma Cantv para la transmisión de datos. El presidente de la telefónica estatal explicaba este sábado que los ingenieros pudieron trazar un ataque de negación de servicios (DDoS) contra los servidores de la empresa “que terminaban en una dirección electrónica de Pdvsa”. Manuel Fernández calificó el acto como un “sabotaje”. No hubo mayor explicación, ni siquiera una de por qué el backbone de Cantv es incapaz de soportar ataques de negación de servicios, siendo Venezuela uno de los países que más genera ciberataques en el mundo, de acuerdo a la firma de seguridad informática Akamai.
Lo que pasó este viernes en Venezuela fue, finalmente, la ruptura de una delgada cuerda que comenzó con la escasez de efectivo, que combinada con la alta disponibilidad de dinero por parte de la población y el bajo poder adquisitivo de sus billetes, obligó a la mayoría a pasar sus tarjetas y creó un embudo de transacciones que colapsó los sistemas. Si a eso le suman un ataque a Cantv, Venezuela quedó sin transacciones financieras.
A las 4:40 p.m. del viernes, en la tienda oficial de los Leones del Caracas, dos clientes esperaban a ver si su transacción pasaba. Uno llevaba una camisa de los melenudos para su hijo, que cumplía 8 años. El otro compraba entradas para un partido contra Caribes.
– ¿Cuántas tarjetas han pasado?
-¿En la tarde? Ninguna de débito.