Panamá Papers: Muchas formas en las que los ricos y poderosos esconden riquezas y evaden impuestos

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Las revelaciones de los millones de documentos filtrados pertenecientes a la firma legal panameña Mossack Fonseca, los llamados Panamá Papers o «Documentos de Panamá», podrían «ahogar» a los lectores en un mar de términos y frases confusos.

Hay formas legítimas de usar los paraísos fiscales, pero la mayor parte de las operaciones tienen como objetivo esconder a los verdaderos dueños del dinero y el origen de los fondos, además de intentar evadir impuestos sobre esos activos.

Y ya sea que tengan como protagonista a un empresario acaudalado en Alemania que ha decidido no pagar tributos, a un narcotraficante internacional o el jefe de un régimen brutal, los métodos empleados son bastante similares.

Aunque Mossack Fonseca asegura que siempre cumplió con los protocolos internacionales para asegurarse de que las compañías que incorpora no sean usadas para evadir impuestos, blanquear dinero, financiar terrorismo u otros propósitos ilegales.

Empresas fantasmas

Una empresa fantasma tiene la apariencia externa de un negocio legítimo. Pero es sólo una fachada. No hace nada, salvo manejar su propio capital, escondiendo quién es el dueño de los fondos.

Su directiva suele estar conformada por abogados, contadores e incluso empleados de limpieza. El equipo sólo presta su firma y permite que sus nombres aparezcan los encabezados de los documentos.

Cuando las autoridades intentan saber quién es realmente es el propietario de los fondos y quién los controla, la respuesta más común es que la directiva de la compañía lo hace.

Pero no es más que una maniobra de encubrimiento. Alguien le paga a la firma para que oculte el dinero de la mirada de las autoridades o, en algunos casos, de sus exesposas.

Las empresas también suelen ser llamadas «firmas de maletín» o «firmas de buzón», ya que son poco más que direcciones postales para remitir documentos.

Centros financieros «offshore»

Si tienes una empresa fantasma lo más probable es no quieres tener como sede a Londres o París, donde las autoridades pueden fácilmente descubrir quién es el propietario, si realmente lo desean.

En su lugar, lo que necesitas es un centro financiero offshore (extraterritorial) o lo que comúnmente se conoce como un paraíso fiscal.

Estos suelen encontrarse en países conformados por pequeñas y bellas islas (de ahí el nombre) y que permiten el secreto bancario y cobran impuestos muy bajos o nulos sobre las transacciones financieras.

Hay muchas de estas naciones en el mundo, como las Islas Vírgenes británicas, Macao, las Bahamas y Panamá.

En estos países la mayoría de los servicios financieros son perfectamente legales.

Pero es, en particular, el secretismo lo que los vuelve atractivos para los evasores fiscales y los delincuentes del resto del mundo, especialmente si los reguladores son débiles o hacen la vista gorda.

Acciones y bonos al portador

Las acciones y bonos al portador dan una capa extra de anonimato que permite mover fácilmente grandes cantidades de dinero de origen dudoso.

Por ejemplo, uno de estos títulos por un valor de 5 libras esterlinas dice en el anverso: «Prometo pagar al portador, a requerimiento, la suma de 5 libras».

Esto significa que si tienes uno de estos papeles en tu bolsillo, el dinero es tuyo y lo puedes gastar en lo que quieras.

Pero los bonos y las acciones al portador usados para esconder dinero son por cifras mucho mayores y suelen guardarse en maletines o cajas de seguridad.

Normalmente tienen un valor de unos US$14.000 y son muy útiles para aquellos que no quieren ser identificados como dueños de determinados fondos.

Si el título es guardado en la oficina de un abogado en Panamá, ¿cómo puede saberse a quién pertenece y siquiera si existe ese dinero?

Esto explica por qué el gobierno de EE UU dejó de vender bonos al portador en 1982. Eran muy fáciles de usar para actividades ilegales.

Lavado de dinero

El lavado de dinero consiste en «limpiar» dinero sucio de modo que pueda ser usado sin despertar sospechas.

Si eres un narcotraficante, un estafador o, digamos, un político corrupto, lo más probable es que tengas mucho efectivo y ninguna manera de gastarlo o esconderlo (para tiempos de necesidad) sin despertar sospechas.

Por eso, el dinero debe ser lavado para poder ser enviado a una firma dudosa en un centro financiero offshore o bien ser convertido en bonos al portador, propiedad de una empresa fantasma sobre la que nadie sabe.

En el caso de un dictador, los fondos pueden lavarse para comprar un escondite en Londres o en el sur de Francia, o tal vez para pagar la escuela de los niños o financiar costosos viajes de compras a París.

Violación de sanciones

Una de las maneras de penalizar y tratar de limitar el poder de regímenes cuestionados son las sanciones internacionales.

Estas pueden incluir restricciones a la importación de equipamiento militar y municiones, y prohibiciones a la exportación de petróleo y otros bienes.

Pero también puede tratarse de penalidades contra personas: cerrar cuentas bancarias de dictadores, sus allegados, familiares y simpatizantes.

Actualmente el gobierno británico, por ejemplo, tiene vigentes miles de sanciones contra países, sus negocios, bancos y numerosos individuos.

Sin embargo, cuanto más onerosas las sanciones contra un régimen, más dinero se puede ganar rompiéndolas.

El negocio consiste en suministrar cuentas bancarias secretas a torturadores y responsables de masacres, proveer armamento a uno de los bandos de una guerra civil –o a ambos– o bien financiar las ambiciones nucleares de regímenes aislados internacionalmente.

Las ganancias son enormes. Y, desde luego, la existencia de numerosas cuentas secretas y empresas fantasma en algunas partes del mundo donde las autoridades hacen la vista gorda es crucial para que el quiebre de sanciones sea redituable y seguro.

Directiva Europea del Ahorro

Para tratar de evitar que individuos escondan dinero de las autoridades fiscales, la Unión Europea (UE) introdujo la denominada Directiva Europea del Ahorro (ESD, por sus siglas en inglés).

Esta permite, básicamente, que un país de la UE pueda recaudar impuestos sobre las cuentas bancarias que sus ciudadanos poseen en otras naciones europeas.

Así, un irlandés que tiene una cuenta en un banco de Holanda no puede suponer que las autoridades fiscales de Irlanda no se enterarán de ella ni recaudarán el tributo adeudado.

La ESD volvió mucho más difícil esconder dinero en Europa.

Un dato interesante: cuando se discutía introducir esta directiva en la UE, se registró un súbito incremento en el número de personas que querían abrir cuentas bancarias fuera de Europa, en particular en Panamá y las Islas Vírgenes.bbc


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