Oscar Heck: Otra predicción


Ay, ay, ay. Mientras que Brasil, Colombia, Perú, Chile, Argentina, y Paraguay conspiran abiertamente con EEUU contra Venezuela, Maduro, con la asignación de Tareck El Aissami al frente, se empeña ahora — un poco tarde — en reestructurar las aproximadamente 720 empresas estatales, como para «arreglar» este desastre (en mi interpretación).

Normalmente no diría nada negativo al respecto (vean más abajo) ya que la reestructuración de empresas es algo común y corriente, y en muchos casos es algo necesario (de vez en cuando) ya que después de un tiempo la corrupción empieza a comerse la empresa desde adentro, como un cáncer, y si uno no lo capta a tiempo, termina matándola.

Trabajé más de 25 años en ese ámbito de actividad, en la reestructuración de empresas, el espionaje industrial, y la investigación de fraude corporativo.

Bueno, en general, la corrupción interna — el robo, el fraude, las contrataciones secretas, etc. — dentro de las empresas privadas (no cotizadas en bolsa), se demora muchos años en cultivarse, normalmente unos 10 a 20 años, o más, ya que mientras la empresa queda en manos de dueño único, los controles financieros y operacionales siguen siendo muy apretados, bueno, hasta que el dueño se ponga demasiado vejo y empiece a enfermarse y a perder la memoria, y subsecuentemente empieza a perder el control sobre los controles.

Es entonces que los empleados y familiares de mala intención empiezan a robarle.

En las empresas públicas (cotizadas en la bolsa), donde normalmente no existe un dueño único, sino un montón de inversionistas (hasta millones indirectamente), y donde son unos cuantos pocos que controlan la mayoría de las acciones, la corrupción interna se puede instalar más rápidamente, digamos en menos de 10 años.

Esto ocurre ya que los controles financieros y operacionales no están controlados por una persona en particular (como en el caso del dueño único), sino que esos controles son la responsabilidad de varias personas, quienes no necesariamente son los dueños principales, entonces ellos no tendrían necesariamente el sentido de pertenencia que tendría un dueño único de empresa, entonces si aquellos que controlan los controles financieros y operacionales de la empresas pública les da la gana, podrían fácilmente empezar a robar (ya que son ellos los que controlan los controles).

Este tipo de cosa ocurre a menudo.

Pero, en empresas públicas (que no se cotizan en la bolsa) y que pertenecen a un gobierno, la cosa se pone un aun peor ya que ninguno de los directores, ni de los empleados, ni de los ministros que manejan estas empresas tienen acciones en la empresas.

Tampoco son dueños, entonces allí casi no existe en absoluto ningún sentido de pertenencia, entonces la corrupción se instala muy rápidamente, casi de inmediato.

Ahora, cuando Chávez mandaba, me di cuenta que la corrupción dentro de las empresas estatales se había demorado mucho en instalarse, lo que era muy positivo. Esto significaba que Chávez era como el dueño único de las empresas estatales, o sea, él mantenía el control muy apretado sobre los controles financieros y operacionales, y eso era muy positivo para el país.

Esto se confirmaba [cada] domingo en Aló Presidente, el programa televisivo de Chávez, donde allí él exponía cifras y rendía cuentas sobre las operaciones dirigidas por el gobierno a nivel nacional.

¿Se acuerdan?

Yo sí, era muy interesante, para mí, y muy educativo también.

Bueno, eso es precisamente lo que se requiere en cualquier tipo de empresas (o gobiernos) si uno quisiera tener éxito, hay que tener el control efectivo sobre los controles financieros y operacionales.

Sin eso, todo se va al carrizo.

Ahora, cuando Chávez se enfermó, eso fue precisamente como cuando el dueño único de una empresa privada empieza a envejecerse y a enfermarse, es cuando los zamuros empiezan a alborotarse y a acercarse al eventual botín.

Siempre tuvieron el botín en la vista, pero ahora están cerquita.

Me di cuenta de eso cuando a partir de agosto/septiembre del 2012, cuando Chávez ya estaba muy enfermo, la tasa cambiaria de Dólar Today empezó a incrementarse significativamente de manera continuada (algo nuevo).

Es más, a mitades de febrero del 2013, poco antes de que muriera Chávez, la tasa de cambio oficial subió de 4.3 a 6.3 Bs./dólar, o sea, una devaluación de 46,5%, lo cual coincidía en mi estimación con la preparación de los zamuros para empezar a saquear el patrimonio nacional (considerando que con la enfermedad de Chávez y su eventual muerte había empezado una falta de control sobre los controles).

Lo que ocurrió entonces, en mi estimación, fue que Chávez empezó en el 2012 a perder el control que tenia sobre los controles financieros y operacionales del país, y así empezó este desastre en el cual estamos viviendo hoy.

Pero eso no fue nada realmente hasta que llegó Maduro.

Cuando llegó Maduro al poder, todos los zamuros que ya lo rodeaban hicieron que él no se dé cuenta que la primera cosa que él debería haber hecho es de retomar los controles que Chávez tenia sobre los controles antes de enfermarse, pero eso jamás ocurrió.

O tal vez así lo quiso Maduro, no lo sé, no sé cuales eran — ni son — sus intenciones.

De todas maneras, aunque no tenga las evidencias, sospecho que hubieron ciertos ministros de Chávez que trataron de explicarle eso a Maduro, pero Maduro con su prepotencia decidió no escucharles y decidió hacerlo de su manera, una manera muy equivocada, evidentemente.

Básicamente, en mi estimación, Maduro fue permisivo desde el comienzo.

Es igualito a lo que a veces ocurre cuando el dueño único de una empresa privada se muere, y el hijo, un vago hablador de paja que jamás tuvo que trabajar en su vida, toma las riendas de la empresa y empieza a manejarla de su manera, arbitrariamente, erráticamente, irresponsablemente, y bota a los «viejos» que trabajaban con su padre.

Al final no queda nada.

Bueno, allí estamos.

Pero lo que quería decirles es lo siguiente.

LA REESTRUCTURACIÓN

Normalmente la reestructuración es algo positivo para una empresa.

Pero …

En este caso, no.

Será catastrófico.

De las aproximadamente 720 empresas, al final de la reestructuración, creo que no quedarán más de 1/3 de ellas.

Las que no sobrevivirán (unas 500) serán probablemente vendidas a algunos líderes actuales del gobierno, del PSUV, de la ANC, y de la oposición venezolana (en base a previos acuerdos entre la oposición y el gobierno).

Me explico.

La reestructuración exitosa de una empresa de alrededor de 500 empleados se demora normalmente unos 5 años en llevar a cabo exitosamente ya que hay que darles el tiempo a los nuevos directores de adaptarse, reconstruir sus equipos de trabajo, y esperar para ver los resultados, lo cual se demora normalmente entre 6 y 12 meses.

Pero, siempre ocurre durante las reestructuraciones que — digamos — de 10 directores nuevos, 5 eventualmente no cumplen con lo que se había acordado o esperado, entonces hay que cambiarlos una y otra vez hasta encontrar la buena combinación, o sea, la buena receta para que la empresa se reestablezca y salga siendo exitosa y rentable.

Así funciona el asunto.

Esa es la realidad.

Hacer eso se demora entre 3 y 5 años, pero normalmente más cerca de los 5 años.

Ahora, en este caso de la anunciada reestructuración de alrededor de 720 empresas del gobierno, habría que tomar en cuenta lo siguiente, creo yo:

1- ¿Cuántas de estas empresas tienen más que 500 empleados?

2- ¿Cuánto tiempo se demorará reestructurar las empresas con más de 500 empleados?

3- ¿Existe en Venezuela la experticia en la reestructuración de empresas?

4- ¿Existen en Venezuela 720 o más expertos y personas experimentadas en este ámbito de actividad para encabezar la reestructuración efectiva y exitosa de estas empresas?

5- ¿Existe la voluntad y los mecanismos de control y compensación oportuna necesario a nivel del gobierno para dirigir y pagar el equivalente de 720 equipos de expertos para la reestructuración fructuosa de estas empresas?

Estas son solamente algunas de las preguntas que yo haría, y creo que ustedes mismos pueden ver que no se pueda responder a estas preguntas:

1- ni de manera precisa, ya que parece que nadie realmente conoce las intenciones reales ni las cifras con certeza, y así es imposible trabajar efectivamente,

2- ni de manera positiva, en el sentido de que sea posible llevar a cabo las reestructuraciones de esa envergadura con éxito dentro del tiempo disponible (a corto plazo como nos lo hacen creer, o antes de que EEUU y sus aliados terminen de destruirnos por completo),

3- ni de manera satisfactoria, en términos de la capacidad profesional/técnica/práctica para poder llevar a cabo estas reestructuraciones (aun sobre un tiempo extendido, es muy dudoso).

CONCLUSIÓN

Bueno, por estas razones me atrevo a predecir que del las aproximadamente 720 empresas estatales, después de la supuesta reestructuración [apurada y desorganizada, hecho a medias, intencionalmente o no], solo quedarán unas 200.

Este es otra predicción.


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